Arquitectura  Decoración  Diseño  Edición Nº178 

Magia en Unquillo

La Montarina es una casa de campo de más de 100 años ubicada entre frutales y pinos en la localidad de Unquillo, a cuarenta kilómetros de la ciudad de Córdoba. Cuando Mónica y Gustavo, padres de la actriz Justina Bustos, la compraron […]

En su finca de Unquillo, Córdoba, la familia Bustos organiza trekkings y cabalgatas por las sierras. También hay pileta y canchas de polo y tenis. La zona tiene mucha vida cultural por ser la elegida para vivir por artistas, músicosy artesanos; también funciona el Museo de Arte Contemporáneo de Unquillo.

La Montarina es una casa de campo de más de 100 años ubicada entre frutales y pinos en la localidad de Unquillo, a cuarenta kilómetros de la ciudad de Córdoba. Cuando Mónica y Gustavo, padres de la actriz Justina Bustos, la compraron hace dos décadas, la habitaron tal cual la encontraron. No había gas natural ni comodidades, pero tenía el encanto de las casas típicas de la zona, es decir, muros gruesos, techos a dos aguas y galerías. El año pasado decidieron hacer una actualización integral de la finca y convocaron a su sobrina Carol Burton, de Carol Burton Architecture.“Mi misión fue restaurar lo mínimo indispensable para adaptar la casa a las heladas y calores extremos del lugar, pero respetando su carácter y originalidad”. 

“Mi objetivo fue perseguir la luz, aprovechar las vistas y lograr la máxima simplicidad con pocas intervenciones que reflejaran grandes cambios”, explica Carol. Los sillones fuerondiseñados en equipo con el arquitecto Miguel Posse, de Vip Equipamientos, y se sumaron elementos de HŌM, de María Romero Victorica.
El piso de la cocina es de porcelanato natural y las mesadas, de travertino italiano,materiales de fácil mantenimiento. La iluminación es de Astor Luces.

Con los planos en la mano pintaron los interiores de blanco, acondicionaron las aberturas de roble que estaban muy dañadas, reemplazaron viejos placares de madera por vestidores funcionales, y agrandaron algunasventanas para permitir el ingreso de más luz. La cocina era, quizá, el ambiente que másnecesitaba aggionarse. Se renovaron pisos y mesadas, al tiempo que el horno de barro y la parrilla conservaron su protagonismo. “Para la iluminación le pedí a Sergio Iskowitz, de Astor Luces, que adaptara algunos artefactos, como una lámpara de piso para la pared. Arriba de la mesa ubicamos una luz puntual. Pensamos todo para que la cocina no perdiera intimidad”agrega.

Carol explica que también acompañó a sus tíos en un proceso más profundo de renovación: “yo soy muy austera. Sacamos cuadritos, adornos, fotos que estaban amarillas; le agradecimos a todas esas cosas y las dejamos ir”, explica con sentido del humor la arquitecta que cambió todo para que nada cambie.

La actualización integral estuvo a cargo de Carol Burton, arquitecta multifacética y entusiasta que vivió diez años en España, donde se especializó en museografía y escenografía.
Las paisajistas armaron la parra, plantaronjazmines y curaron los frutales de la terraza escalonada, que habían sufrido el abandono de años.


La ingeniera Ana Meehan y la arquitectaCarolina Vergez, de Pléyades Paisajes, diseñaron un parque productivo y estacional.

Texto: Marina Aranda

Fotos: Arq. Gonzalo Viramonte

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