Arquitectura Diseño Edición Nº 194

EL RITMO SERENO DE LAS CURVAS

Todo comenzó con una curva. Fue la primera de muchas que la arquitecta Constanza Llorente dibujó sobre un papel durante el primer encuentro con la diseñadora de interiores Laura Schiebel, […]

La ventana funciona como pivot de la L que forman las áreas sociales y privadas, y abraza un viejo olivo que los dueños encontraron en un vivero de Cañuelas. “Apenas entrás a la casa, sentís que estás afuera”, explica la arquitecta. La casa frente a la cancha de polo en Centauros lleva la firma de la Arq. Constanza Llorente y de la diseñadora Laura Schiebel, quien además es la dueña. En el living, rama de árbol revestida en venecitas doradas de la artista Nushi Muntaabski y fotografía de Eliseo Miciu.

Todo comenzó con una curva. Fue la primera de muchas que la arquitecta Constanza Llorente dibujó sobre un papel durante el primer encuentro con la diseñadora de interiores Laura Schiebel, quien le había propuesto proyectar juntas una casa en la que predominaran las líneas suaves.

Hoy las socias y ahora también amigas recuerdan el proceso, que duró casi dos años, en el que dieron vida a algo más que una casa de 250 metros en Centauros. El resultado es una vivienda para Laura, su marido y el hijo que nacerá en los próximos meses: una casa “simple y acogedora, que transmite calma y ganas de quedarse”, dice la dueña. ¿Cómo lo lograron? Mucho tuvieron que ver las curvas de la fachada, la recepción y las esquinas que invitan a una circulación más orgánica y armoniosa: “No tenés rincones que te frenan”. También sumaron la piedra del revestimiento, que fue colocada a una distancia entre sí mayor que la usual “para generar menos información”. Los muebles —isla de la cocina, barra y mesa de la galería— fueron realizados in situ en hormigón, el mismo material del piso, “como una manera de reducir la paleta de materiales y de tender un cable a tierra”. Dos decisiones que, además, le imprimen al proyecto un espíritu mediterráneo. Ambas coinciden en que la selección de las ventanas demandó mucho tiempo porque no querían ubicarlas al azar sino generando un ritmo con sentido estético. “A través de ellas, la luz y la naturaleza entran al interior y se aprecian las vistas profundas de la pileta y la cancha de polo”, agrega la socia.

En el cuarto de invitados, mesas de Casa María Paula, lámpara de Zara Home y alfombra de Elementos Argentinos. Der.: la suite principal y los cuartos tienen salida a la pileta.

Bañadera exenta en concreto realizada artesanalmente por Cóncavo, de Constanza Llorente y Felix Llambías. Revestimiento en mármol caliza de United Stone y canastos de Compañía Nativa.

“El diseño interior es resumido, tenue, con pocos materiales y sin recargar. Uso materiales que envejecen dignamente, fáciles de mantener y limpiar. Son elecciones que me transmiten calma”, dice Laura. Fotografía de Celine Frers, alfombra de Elementos Argentinos, cama, mesas de luz de cuero, y banco de madera de Lau Interiors.

“La clave para que esta casa relativamente chica resulte tan serena y funcional radica en las miles de decisiones donde priorizamos la calidad. Me gusta que el diseño con el que convivimos transmita paz y no pretenda llamar la atención de manera ruidosa. Las experiencias humanas son más importantes que las cosas. El diseño tiene que acompañar, no ser protagonista”, define Laura.