Arquitectura  Edición Nº185 

Cuestión de tiempo

Cuenta Jaime Travers que cuando era chico muchos fines de semana transcurrían en la casona de estilo colonial que su abuelo arquitecto tenía en el campo en las Sierras Chicas […]

La mayoría de los muebles pertenecieron a las abuelas de Jaime, que decidió mantenerlos en su estado original dada la buena calidad de los materiales. Izq., cuadro de su madre, Luisa Zuberbühler; der. obra de Tomás Abal. Los pisos son de microcemento y en el techo destacan dos rectángulos de tiras led.

Cuenta Jaime Travers que cuando era chico muchos fines de semana transcurrían en la casona de estilo colonial que su abuelo arquitecto tenía en el campo en las Sierras Chicas de Córdoba. Tiempo después, la construcción -proyectada por su tatarabuelo Enrique Larreta- se convirtió en una hostería y se desarrolló un campo de golf de 18 hoyos alrededor del cual comenzaron a levantarse las primeras casas, entre ellas la de su madre, Luisa.

Coleccionista de vinos en Laura O el dueño compró la bodega con capacidad para 800 botellas; obra de Marcelo Strada, de Diderot, e individual enmarcado del restaurante favorito del matrimonio en St. Tropez. La mesa y sillas de fines de la década de 1960 eran de Luisa Zuberbühler.

Sólo era cuestión de tiempo para que Jaime, junto a su mujer Josefina y sus dos hijas, dejaran el departamento del Palacio Estrugamou (D&D 162) para construir su propia casa e instalarse de manera permanente en El Potrerillo de Larreta, nombre que tomó el Country Club. “Este lote no tiene casas vecinas y está rodeado de espacios públicos, siempre va a ser salvaje”, explica. La casa, de 230 metros, está emplazada paralela a la pendiente discreta del terreno, una circunstancia que habilitó la construcción de un subsuelo con salida a uno de los laterales donde se ubica el “playroom para grandes”, es decir, una sala de cine, pool y cuarto de invitados.

“Desde nuestro cuarto vemos el green, las sierras y las cabras”, describe el propietario. Por su eficiencia térmica, la planta principal se construyó con ladrillos tipo retak. En el sótano se usaron bloques de cemento rellenados.

“Tenía ganas de volver a tener un sótano como el de mi primera casa en Palermo” (D&D 102). Llama la atención el color de la fachada, un verde azulado idea de los propietarios: “Nos decidimos por este tono para que la casa se confunda con el paisaje. Y como la base del subsuelo está pintada de negro, de lejos parece flotar”. 

Muchos de los objetos fueron comprados en los viajes que la familia emprende durante el invierno, como el pareo tejido de la Polinesia francesa que luego enmarcaron. El pequeño cuadro sobre la cama es un regalo de Jaime a Josefina.
En el baño, mármol Azul Cielo de Marmolería Altamar.

Dedicado durante mucho tiempo a comprar departamentos destruidos para  refaccionarlos, viajero y observador sagaz, el propietario fue desarrollando la intuición para asociar muebles heredados con piezas encontradas en lugares inesperados, que cobran sentido en territorios con historia. 

“Los muebles de la galería vienen de una casa previa y todos son originalmente de interior. La gran lucha ahora es con los zorros, que nos visitan siempre y los están destruyendo”, admite el propietario.
Ubicado en Alta Gracia, Córdoba, El Potrerillo de Larreta tiene un clima privilegiado todo el año. La casa se ubica entre las sierras, rodeada de bosques con especies nativas como espinillos, talas y molles.

CREDITOS:

PH: Facundo Basavilbaso.

Producción: Andrea Sanguinetti.

Texto: Marina Aranda.

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