La casa de aquella esquina en el barrio de Olivos, de marcado estilo inglés, estuvo varios años abandonada. La vegetación crecía libre y exuberante hasta que un día, a pedido […]
La casa de aquella esquina en el barrio de Olivos, de marcado estilo inglés, estuvo varios años abandonada. La vegetación crecía libre y exuberante hasta que un día, a pedido de los nuevos propietarios, Gabriela Barrionuevo y Adriana Sierchuk aparecieron con sus planos y la ilusión de devolverle su esplendor.
Las ventajas que presentaba la construcción de 1934 eran significativas: buena arquitectura, paredes en piedra París, pisos de parqué y mosaicos en damero, carpinterías de madera. Fue necesario realizar una intervención artesanal que incluyó la reparación de tejas, ventanas y postigos; reemplazo de piezas faltantes en los pisos -que además fueron pulidos y vitrificados- y la renovación de instalación eléctrica y desagües.
“No tocamos la carcasa, pero en el interior desarrollamos una caja blanca con mucha luz y diseño contemporáneo, como si fuera un loft en Londres”, explica Gabriela. La intervención más profunda se realizó en la cocina, los baños y en la planta alta, donde se reformularon los espacios para adaptarlos a las necesidades de los dueños. Como en todos sus proyectos, además de la reforma y el interiorismo, también diseñaron el espacio exterior. “La pileta ya existía, pero decidimos agrandarla y agregarle venecitas. Rescatamos las palmeras y otros árboles valiosos e incorporamos rosas, lavandas y salvias”, recuerda.
La obra tiene un significado especial. Es el último proyecto que compartió con Adriana, su amiga y socia durante 36 años, fallecida en 2020. “Ella eligió los muebles con los dueños, que también sintieron mucho su partida. Me encanta que la casa de Olivos esté en D&D porque para Adriana era muy importante la revista. Es una linda manera de honrarla”.