Diseño  Edición Nº 180 

La Creación como Acto de Fe: MARGARITA DE FORTEZA

“Mientras mis compañeros del colegio completaban sus redacciones con impresionantes planes profesionales para su futuro, yo escribía que quería ser mochilera y recorrer el mundo. Y eso hice. Los viajes, […]

“Mientras mis compañeros del colegio completaban sus redacciones con impresionantes planes profesionales para su futuro, yo escribía que quería ser mochilera y recorrer el mundo. Y eso hice. Los viajes, como el arte, te permiten vivir lo cotidiano de una manera diferente. Trascender las barreras del lenguaje para fomentar formas más sutiles de comunicación, encontrar puntos de unión en lo que creemos inicialmente imposible de conciliar, y abrirse a lo inesperado, son algunas de las cosas que aprendemos al viajar. Como diseñadora disfruto del desarrollo conceptual y de la historia que hila cada decisión y le da sentido. Como artista, busco impregnar cada objeto con pausas, con goce.
Es mediante el juego que inicio cualquier proceso creativo. Dejar el juicio de lado para concentrarse en los detalles que hacen una pieza única, y olvidar ideas preconcebidas para permitir que asome lo inesperado, y nos sorprenda. Es mágico. Soy la chica de los mil cursos, desde arcilla hasta vidrio, cada material tiene sus propias características y capacidades. Es como una suerte de lenguaje en el que el mayor desafío es encontrar coherencia y fluidez entre las partes. Cuando la forma, el material y el color de un diseño están en armonía, hay una profunda pausa dentro mío y luego, otra vez, vuelve el impulso para una nueva búsqueda.
Me gusta pensar mi trabajo como el de iluminar hogares. La luz es fundamental en cualquier espacio ya que tiene la capacidad de transformar. Esta alquimia no solo sucede en las casas donde van mis lámparas, sino también en la mía propia. Suena un poco cliché, pero es un gran incentivo que mi hija Amalia me vea disfrutar y crecer con lo que hago. Muchas veces terminamos las dos amasando arcilla o armando lámparas, y es ese camino, el día a día de pequeños esfuerzos y disfrutes, el que me da la mayor retribución. Son esas tardes de taller y mimos en las que consolidamos juntas la idea de que la maternidad no excluye a la vocación, sino que la enriquece. Y que las cosas hechas con amor y presencia tienen una huella profunda que trasciende cualquier objeto”.
Artista: Margarita De Forteza 
Texto: Pablo Páez

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