Arquitectura  Edición Nº 186 

ARTE Y RACIONALISMO EN LA CALLE COPÉRNICO

A contramano de la tendencia pospandemia, que valora trabajar y vivir en el mismo lugar, el arquitecto Fernando Russi anhelaba hace tiempo mudar su casa, ubicada al lado del estudio, […]

En el living, obras de Alejandro Avakian de galería Azur enmarcada por Crayon, y de Michelle Dabul de Praxis Art. Alfombra de Mihran, cortinas Hunter Douglas. Sobre la mesa, cerámicas de Hermanas Caradonti.
Escultura Flexibles de Luciana Lamothe de galería Ruth Benzacar y óleos de Fernando O’Connor, de Nuevo Mundo.

A contramano de la tendencia pospandemia, que valora trabajar y vivir en el mismo lugar, el arquitecto Fernando Russi anhelaba hace tiempo mudar su casa, ubicada al lado del estudio, a un espacio donde también pudiera exhibir su colección de arte contemporáneo. El azar lo llevó hasta un edificio en la calle Copérnico, a metros de las escaleras del barrio La Isla y que presentaba los rasgos característicos de la arquitectura racionalista, es decir, líneas puras, ausencia de ornamentación y balcones curvos.

En el comedor, obra de Julio Alan Lepez; mesa En forme libre por Charlotte Perriand de Cassina; lámpara Wireflow de Vibia en Iluminación Agüero y spots de Concepto & Luz.
Pisos y paredes en porcelanato de SBG, mesada de silestone con tratamiento leather de marmolería De Stefano, luminaria de Huup Iluminación.

“El hall de entrada, con sus paredes revestidas en mármol verde y herrajes de las puertas en bronce, me parecieron una belleza”, recuerda el arquitecto oriundo de la ciudad de Mercedes. Pero el departamento del tercer piso, que finalmente compró, había atravesado una reforma previa que desentonaba con el estilo original y que debió desandar para devolverle su esencia: removieron las varillas de las paredes, destacaron la arcada que divide el comedor del living y los muros fueron enduidos con cuatro capas de yeso que proporcionaron una terminación ideal para colgar los cuadros. Los pisos de roble de eslavonia fueron pulidos e hidrolaqueados, y los baños, área de servicio –antes con azulejos beige– y balcón se actualizaron con la misma paleta neutra: “En mis proyectos intento generar continuidad espacial con el uso de los mismos materiales y potenciar la luz mediante la iluminación en las gargantas”.

En el living se destacan la consola de Habito con tapa de mármol portorino de Marmolería De Stéfano, la escultura de la serie Coloso, Gimnastas de Hernán Marina, y el acrílico de Alejandra Barreda de Praxis Art.
Obra espejada de Luis Rodríguez de Cecilia Caballero Arte Contemporáneo. “No considero a las obras de arte como piezas decorativas, las compré porque me gustaron y a cada una le busqué su ubicación. Disfruto mucho cuando me siento a contemplarlas”, dice Fernando.
Grafito de Patrick Gläscher de Praxis Art, impresión glicée en caja de luz de Esteban Pastorino en galería Del Infinito y, sobre el mueble de roble, escultura en chapa microperforada de Lucas Miguens en Cecilia Caballero. Lámpara de Iluminación Agüero, alfombra de Mihran y ropa de cama de Flor Totato Blanquería.

La intervención también modificó las circulaciones para lograr mayor privacidad en el segundo cuarto, donde Fernando practica yoga, y al cual se accede desde el dormitorio principal integrado al living. “Siento que el departamento me agradece haberle devuelto su carácter”, confiesa. 

CREDITOS Estudio Arq. Fernando Russi de Russi & Arqs.

PH: Arq. Daniela Mac Adden.

Producción: Mora Lorenti.

Texto: Marina Aranda. 

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