Arquitectura Edición Nº195
Orquídea negra
“Separamos la galería de la casa y la ubicamos en el frente. A través de ella se ingresa a la vivienda”, dice la Arq. Agustina Cervera quien proyectó […]
“Separamos la galería de la casa y la ubicamos en el frente. A través de ella se ingresa a la vivienda”, dice la Arq. Agustina Cervera quien proyectó la casa junto al arquitecto Jaime Cumpa. Poltronas y muebles de aluminio de Mike, mesa de madera quemada de Lunativo, sillas de PVC de Vahumê y lámparas de Compañía Nativa.
Luego de atravesar un patio abierto se accede al primero de los dos volúmenes principales cuyos techos están inclinados hacia el jardín. Mesa de comedor en roble americano de Estudio Actis & Orne.Co, sillas en cuero de Federico Churba y cortinas en gasa de algodón de Degania Cortinería. Isla revestida en Dekton kira.
“La casa se llama Black Orchid porque, al igual que esta flor, es exótica y sofisticada, y la posibilidad de encontrar otra con estas características es una en un millón”, dice la arquitecta Agustina Cervera desde Nueva York, sede de su estudio SpearHead Design Through Architecture, responsable del proyecto en el barrio Fisherton, Santa Fe. Pensada como refugio de fin de semana para una familia joven, el diseño de los tres volúmenes dispuestos en forma de C es el principal atributo que la convierte en una rara avis: la galería, separada de la casa, está dispuesta en el frente como un módulo independiente por el que se accede a la propiedad. “Al entrar, salís a un espacio semiabierto con vista al parque y la pileta. Es una experiencia inesperada”. El pabellón funciona como quincho con cocina, parrilla y laundry y, en caso necesario, como garage. Su estructura de hormigón está revestida en el frente y el lateral izquierdo por paneles con perfiles metálicos verticales “que rotan a 45 grados e impiden mirar hacia adentro. Se gana privacidad al tiempo que se permite la circulación de aire”.
A su vez, los dos módulos principales se encuentran conectados entre sí por un ambiente semitransparente en el que funciona el playroom; en el primero se organiza el living comedor con cocina integrada y en el último, los cuartos, todo con diseño interior en colores neutros de las arquitectas Valeria Actis y Ornella Colombi. La estructura es de hierro revestido en chapa click, “las partes fueron ensambladas en el piso y subidas con una grúa”, y los techos a dos aguas están inclinados hacia las ventanas, abriendo la casa hacia el verde. El resultado es un proyecto flexible que permite recibir invitados y evolucionar junto a sus dueños. “En el futuro se podría cerrar el pabellón o construir una casa para huéspedes en algún lugar del jardín, que es enorme”.
En contraste con el exterior, los interiores son completamente claros y luminosos. Pisos Fusion Vinilum de Patagonia Flooring, sofá de Equipa Mobiliario, mesas de raíz de Lunativo, alfombra de Rugit. Espacio de guardado laqueado en color visón, realizado por Daniel Brun Carpintero.
La casa se transforma de más pública a más privada: en el último volumen se organizan los dormitorios. El baño, con griferías negras de Thol y revestimiento en terrazo, conecta los cuartos de los chicos. El pabellón y los dos módulos conforman una C orientada hacia el segundo lote cuyo paisajismo es de Cecilia Baldovino.
En la suite principal, respaldo y mueble bajo en petiribí de Estudio Actis & Orne.Co ejecutados por Vorm, y mesas de luz de Estudio Molé. El proyecto de paisajismo contempló el crecimiento del pastizal, dando forma a las especies preexistentes y sumando nativas. El pabellón de la entrada fue cubierto por un techo verde.
Estudio: Spearhead Design through Architecture y Cumpa Arquitectura.
Diseño de interiores: Estudio Actis & Orne.Co de Arq. Valeria Actis y Arq. Ornella Colombi.
Fotos: Arq. Ana Delgado.
Texto: Marina Aranda.