No importa cuántas casas hayan construido ni la escala faraónica de muchas de ellas, cada nuevo proyecto es un desafío apasionante para las arquitectas Gabriela Barrionuevo y Adriana Sierchuk. En el caso de este encargo el reto fue dar forma a una casa de cerca de 300 metros cuadrados en un lote de poco más que eso entre medianeras, en un apacible rincón del suburbio de Buenos Aires cercano al río y para una comitente con altos estándares en materia estética. La cuestión se resolvió en cuatro plantas, incluyendo un subsuelo para máquinas y servicios. Recepción y cocina en la planta baja; el mundo de la clienta en el primer piso, incluido el taller donde realiza artesanalmente los clutches o mini carteras que ofrece desde su marca Flâneur; y los dormitorios de sus hijos adolescentes en la planta superior. “La casa es un match perfecto con su dueña, que es amante del diseño, cosmopolita y siempre al tanto de lo último” –define Adriana Sierchuk. De espacios amplios y abiertos pese a que no se trata de una construcción inmensa, compuesta en una paleta reducida de materiales que se repiten casi obsesivamente, bañada de luz natural y equipada con un mix de muebles actuales y recuerdos de familia, lo de Lila Juan resulta una joyita de diseño contemporáneo a medida.