Arquitectura Decoración EDICIÓN Nº 177
Esencia Revelada
El día que su clienta la invitó a conocer la casa que había comprado en Belgrano, la arquitecta Silvina Descole la recorrió en silencio y enseguida pudo ver como quedaría […]
El día que su clienta la invitó a conocer la casa que había comprado en Belgrano, la arquitecta Silvina Descole la recorrió en silencio y enseguida pudo ver como quedaría después de la reforma. “En aquel momento ví la obra terminada en mi cabeza”, dice. La declaración no sorprende a quienes la conocen, ya que tiene una prolífica imaginación. Ganadora de la Medalla de Oro en Casa FOA 2011, creció en una familia de arquitectos e ingenieros, “con biblioteca y libros por todos lados”; trabajó en París, se casó con un psicoanalista y hoy divide su tiempo entre la arquitectura, el interiorismo y las artes plásticas: “diseño mini instalaciones, lámparas, poltronas, objetos”.
La propiedad de Belgrano “era tipo chorizo, de la década de 1940, pero convertida en oficina. Le devolvimos su estilo recuperando la bovedilla y reemplazamos los calcáreos del piso por pinotea. El living era un laberinto de paredes pero las tiramos abajo y creamos una sectorización interesante para grandes y chicos”. En el patio hay muchos pájaros y un verde heredado de los vecinos.
El interiorismo es el resultado del “contrapunto entre lo clásico y lo contemporáneo, entre los muebles de familia y los que compramos o mandamos a hacer para cada ambiente”. A la hora de diseñar, confiesa, asoma siempre su mirada de artista plástica: “las combinaciones surgen de los libros que leí, de cierta música, del arte y de algunas películas”.
Texto: Marina Aranda.
Fotos: Adela Aldama.