Edición N° 196
DAR EN EL BLANCO
La luz es la protagonista destacada de esta casa, a pasos de la playa pero lejos del ruido, proyectada por el arquitecto Félix San Martín y el estudio. “Tuve […]
La luz es la protagonista destacada de esta casa, a pasos de la playa pero lejos del ruido, proyectada por el arquitecto Félix San Martín y el estudio. “Tuve el privilegio de vivir en José Ignacio mientras se construía la vivienda”, cuenta Santiago Corral San Martín, quien se ocupó de dirigir el proyecto. “Era pandemia y me había quedado varado en este pueblo cercano a Punta del Este. Lo que al principio pareció un drama se convirtió en una bendición, y me permitió una interacción que no siempre es posible en tiempos normales”, dice. Y agrega: “Así pude estudiar cómo la luz se reflejaba e iluminaba las diferentes áreas del terreno, que está ubicado en una calle mágica desde donde se puede ver el amanecer y el atardecer. Y si bien no está cerca del mar, lo tiene como sostén de la arquitectura. La casa te acoge inmediatamente al llegar, y la luz, que se filtra por la puerta de madera, te invita a hacer un recorrido por los distintos espacios, con grandes ventanales y lucarnas pensados para el disfrute y la paz”.
En este proyecto, el estudio de Félix San Martín, Santiago Corral San Martín y Diego Félix San Martín pensó el diseño arquitectónico y el interiorismo de manera paralela, con mucha intervención de la dueña de la residencia. Ella quería una vivienda simple pero con aires mediterráneos, donde cada espacio tuviera una impronta bien definida, con predominio del blanco y jugando con la semejanza entre José Ignacio y las islas del Egeo. Otra de las consignas fue que se viviera puertas adentro, lejos de miradas curiosas. Por eso, son los patios los que tienen la misión de conectarla con el exterior.
“Todo proyecto es un desafío y la filosofía de nuestro estudio es que la casa represente a sus dueños, se integre al entorno y tenga un cierto aire clásico que le permita perdurar en el tiempo. La clave es que cada obra tenga su propia personalidad y deje su impronta”, concluye Félix San Martín.
Las piedras del fondo del Río Uruguay cubren el camino que conduce a la pileta circular, que contrasta con las líneas rectas del resto de la arquitectura. La casa tiene un marcado estilo mediterráneo que comulga con este pueblo uruguayo. En la puerta de entrada, la luz juega a las escondidas gracias a los llenos y vacíos.
Los sillones curvos Gervasoni (Santas Negras), junto a la mesa redonda de tronco (Coin Vert), otorgan movimiento al ambiente. El color lo aportan la alfombra (Elementos Argentinos) y la obra de arte de Fernando López Lage, un artista uruguayo contemporáneo.
La obra en la entrada lleva la firma del arquitecto y artista Pachi Firpo. El blanco, en una versión off-white, es el gran protagonista del living. La mesa central, diseñada por el estudio y la clienta, fue realizada por Fernando Moy. El maxisillón en L, ideal para recibir muchos invitados, fue proyectado por el estudio y confeccionado por Fradusco.
Las arcadas se repiten en este refugio de verano, un recurso que le otorga una personalidad estructural. En el comedor, la mesa y las sillas son de Johann Deco (Aldea Pilar). La obra de arte es de Juan José Cambre y se eligió especialmente para “duplicar” el efecto naturaleza. Alfombra (Elementos Argentinos).
Varios guiños de color se ubican estratégicamente en las diferentes áreas para interrumpir la hegemonía del blanco. En la cocina, las sillas están laqueadas en amarillo solar. En el hall del dormitorio principal, la obra de arte en salmón está firmada por la artista argentina Cynthia Cohen. Los revestimientos son de Bosch, Uruguay.
El dormitorio de los nietos, alegre y desestructurado, fue pensado para las pijamadas de verano. La alfombra de lana (Elementos Argentinos), en celeste y bordó, tiñó con esos colores las colchas y los almohadones. En el baño, el mar fue la fuente de inspiración para la elección de las venecitas. Revestimientos del baño (Bosch, Uruguay).
La claraboya circular de la escalera es el ícono de la vivienda y genera una sensación mágica tanto de día como de noche. El dormitorio principal une dos elementos que forman una pareja duradera: blanco y madera. Mesas de luz (Estudio Didot), cama (Fernando Moy). Obra de arte del estudio SMC y la clienta.
Un pequeño lujo: mientras uno se ducha, puede contemplar el típico Faro de José Ignacio, que desde 1877 ilumina a los navegantes de la zona. El patio-terraza tiene una ventana ubicada estratégicamente que permite admirar en toda su magnitud el cielo nocturno y ver cómo rompen las olas sobre las rocas.
En verano, el quincho se convierte en el punto de encuentro. Por eso, prima un diseño confortable y acogedor. Las sillas son de Coin Vert, la mesa y los sillones son diseño del estudio SMC. Este ambiente se integra al interior mediante la apertura total de las ventanas, que se esconden dentro de los muros.
La arquitectura introspectiva fue el recurso que usó el estudio para separar la vivienda del exterior. “Los muros y patios actúan como guardianes de la privacidad y el silencio. Por afuera, no tiene ventanas ni puertas. Pasa desapercibida y genera misterio”, concluye Corral, director de la obra.
Estudio de Arquitectos: Félix San Martín, Santiago Corral San Martín, Diego Félix San Martín.
Fotos: Arquitecta Daniela Mac Adden
Texto: Ana Costa Méndez