EDICIÓN Nº191  Preguntas Picantes 

PREGUNTAS PICANTES: Rodolfo Vera Calderón

Adquirió popularidad como “Rudy” por su participación en MasterChef 2023, concurso del que resultó ganador, y en el que fascinó a la audiencia con las recetas de su familia de […]

Adquirió popularidad como “Rudy” por su participación en MasterChef 2023, concurso del que resultó ganador, y en el que fascinó a la audiencia con las recetas de su familia de Guanajuato, México, donde nació hace cuarenta y cinco años. Pocos lo saben, pero algunos de sus tropiezos en el certamen fueron por cubrir al mismo tiempo la coronación de Carlos III y Camila de Inglaterra. Rodolfo Vera Calderón es, además, periodista y escritor de gran trayectoria, especializado en temas de la realeza, arte, interiorismo y, claro, la buena cocina. 

¿A quién admirás de la realeza y por qué?

Farah Diba, la última emperatriz de Irán. La entrevisté dos veces. Nacida plebeya en una familia de clase media. Por mérito propio, con una beca, estudió arquitectura en París, y por azar conoció al Sha Mohammad Reza Pahleví, quien trás haber repudiado a Soraya, su segunda mujer, buscaba esposa para tener descendencia. Sensible y conocedora de su país, además de trabajar por los derechos de la mujer, quiso que su pueblo abriera los ojos al mundo. Para eso creó una de las colecciones de arte moderno más importantes de su tiempo. Cuando estalló la revolución de los ayatolás, en 1979, la pareja se fue al exilio y emigró constantemente, sin encontrar un asilo fijo. Quedó viuda después de que el Sha muriera de cáncer, y años más tarde dos de sus cuatro hijos se quitaron la vida. Finalmente se radicó en Estados Unidos, aunque también pasa largas temporadas en su departamento de París. A pesar de todo lo que vivió es una mujer de gran resiliencia, positiva y bondadosa. Hoy a sus 84 años sigue siendo un ser humano maravilloso.

Obra: Caspar David Friedrich. El caminante sobre el mar de nubes.

¿Hay algún trabajo del que te hayas arrepentido? ¿Por qué?

Hice una entrevista de dieciocho páginas para Revista ¡HOLA! Argentina en la casa de un matrimonio que vivía en un petit hôtel enorme, y en la que vi cosas desopilantes: un Modigliani frente a un Quinquela, un Pueyrredón en la sala de TV, el bastón de Alfonsín perdido en un paragüero, manuscritos originales de Borges colgados en las paredes del comedor… ¡Un cocoliche! Me incomodó aún más lo que pasó después: procesaron al dueño de casa por contrabando de obras de arte. Luego, aparecieron fotos de ellos cazando animales en África…

 Algún vicio que te resulte irritantes de tus colegas…

Las faltas de ortografía, que no respeten leyes gramaticales básicas, que usen mal preposiciones o conjugaciones. O que nombren mal una tela, o el estilo de un mueble. En la producción fotográfica, las fotos mal hechas, ángulos muy cerrados, mesa mal puesta, cama mal hecha, cocina mal vestida.  

¿Qué es lo más insólito que has visto en una casa?

En la casa de Martine y Prosper Assouline, los dueños de la exclusiva editorial, un dúplex divino en el Palais Royal de París, tenían objetos muy particulares. Recuerdo una mesa color carmesí laqueada obra de Jacques Adnet, lámparas del Waldorf Astoria regalo del modisto Azzedine Alaïa, esculturas de cuatro continentes que pertenecieron a Jean-Louis Scherrer, una obra de Warhol en la cocina, y hasta un caballo tallado en madera de una ópera en tamaño real. Una ambientación muy ecléctica, con un gusto exquisito, que delataban el savoir faire.

¿Qué es lo que más te incomoda hacer en tu profesión?

Desgrabar las entrevistas, es lo peor, lo detesto. Contrato un desgrabador que me pone todos los detalles como le pido. Escribe casi un guión. Cuando tengo que hacerlo yo, me quiero matar. Además, creo que me luzco más cuando escribo a partir de la desgrabación.

¿Alguna gaffe que hayas cometido y hoy te cause gracia?

Cuando entrevisté a los reyes de Suecia y estábamos en el Salón del Trono del Palacio Real haciendo un retrato de la pareja. La reina Silvia estaba sentada, con el rey a su lado. Tenía un tailleur turquesa impecable, pero la falda estaba arrugada. Y yo me puse muy nervioso. Le pregunté al fotógrafo si se podía corregir con photoshop y me dijo que no. Entonces, le pedí a mi asistente que distrajera a la jefa de prensa, que no me sacaba los ojos de encima para que se cumpliera el protocolo. Entonces me acerco a la reina, le agarro firmemente con las dos manos el borde la falda, y de un tirón se la estiro bruscamente para estirársela. La jefa de prensa me mira y dice imperativamente: “¡A la reina no se la toca!”. Pero la reina estaba divertidísima con la situación, y la foto quedó impecable…

 ¿Cuál es el proyecto más utópico que te gustaría realizar?

Me encantaría hacer una serie sobre la vida de Victoria Ocampo, desde su nacimiento hasta su muerte. Y tener para eso todo el dinero del mundo. Contar su intervención en Naciones Unidas, sus viajes, sus casas, sus diálogos sobre arte, música y pintura. Fue una mujer increíble: atravesó todo el siglo XX argentino, desde el seno de la sociedad más pacata, y terminó siendo un símbolo de la liberación femenina. 

Texto: Pablo Sáez.




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