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Patrimonio y Cambio Climático: Venecia

En una época definida por la urgencia del cambio climático, los paradigmas de la preservación y conservación están experimentando transformaciones profundas. El sentimiento que impulsa el deseo de salvarlo todo, […]

En una época definida por la urgencia del cambio climático, los paradigmas de la preservación y conservación están experimentando transformaciones profundas. El sentimiento que impulsa el deseo de salvarlo todo, de proteger cada pieza de patrimonio cultural contra las mareas crecientes del cambio climático, está siendo cuestionado. Este sentimiento, aunque noble, quizás ya no sea sostenible. La necesidad del momento es reevaluar nuestra aproximación al patrimonio y nuestra relación con él ante las cambiantes realidades climáticas.

 

El caso de Venecia es un ejemplo conmovedor: aguas en aumento y el turismo desenfrenado. Si bien iniciativas como las barreras contra inundaciones MOSE han protegido temporalmente la ciudad de la inundación, tienen un costo exorbitante y enfrentan la sombría realidad de rendimientos decrecientes. 

 

¿Es hora de contemplar futuros alternativos para nuestros sitios patrimoniales? La resistencia emocional a la idea de abandonar tesoros culturales sumergidos por las olas subraya nuestro profundo apego a la historia. Sin embargo, este apego emocional no tiene que traducirse en un ethos rígido de preservación. Ceder ante la realidad del cambio, incluso ante la adversidad, introduce el concepto de «continuidad transformadora.

Además, el enfoque en la preservación del patrimonio debe trascender las fronteras de la modernidad y los ideales occidentales de permanencia. Las comunidades indígenas a menudo ven la impermanencia como un aspecto intrínseco de sus paisajes culturales, abrazando el flujo y reflujo de las estaciones y los cambios climáticos. Es el enfoque centrado en el ser humano el que nos permite adaptar nuestras ideologías patrimoniales a un mundo en constante cambio. Si los sitios patrimoniales se perciben como sujetos a una transformación continua, en lugar de ser vistos como entidades estáticas, se desmantelan las connotaciones grandilocuentes de las etiquetas «en peligro», que paradójicamente escalan las presiones turísticas.

La noción hipotética de abandonar Venecia, una obra maestra arquitectónica aclamada por la UNESCO, es innegablemente provocadora. Sin embargo, nos incita a enfrentar la compleja interacción entre el patrimonio cultural y la realidad ambiental. El papel de Venecia como un punto turístico y fuente de ingresos para Italia agrega una capa política al discurso, enfatizando los desafíos de renunciar a un sustento económico.

Este enfoque más amplio del patrimonio podría tener relevancia más allá de los canales de Venecia. Al adoptar un pensamiento transformador, podemos concebir formas más generativas de gestionar los sitios patrimoniales en medio del cambio climático. A medida que nuestro mundo se apresura a encontrar soluciones al calentamiento global, los modos tradicionales de preservación del patrimonio pueden parecer anticuados e incapaces de resistir las presiones de un planeta que se calienta rápidamente.

En esencia, el diálogo en torno al patrimonio y el cambio climático nos insta a cambiar nuestro enfoque de una preservación rígida a una continuidad adaptativa. Solo a través de esta mentalidad transformadora podemos honrar los legados de nuestro pasado mientras navegamos por las aguas desconocidas de un futuro en constante cambio.

PH: @urimanu.

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