Arquitectura Decoración Diseño Edición Nº 200
Oasis paulista
En el ingreso, la potencia del rojo se equilibra con una cómoda de estilo clásico, la obra del escultor Ascânio MMM y la lámpara de cristal de Fortuny Venecia. Los […]
En el ingreso, la potencia del rojo se equilibra con una cómoda de estilo clásico, la obra del escultor Ascânio MMM y la lámpara de cristal de Fortuny Venecia. Los retratos de los amigos del dueño de casa rodean el frente de la parrilla para dejar claro que las puertas están siempre abiertas para los seres queridos. Alrededor de la pérgola, que marca el eje del jardín, se dispusieron diversos espacios para el disfrute, como la pileta de borde infinito y piedra verde guatemala, el living y el comedor.


En el living, la estantería de madera de lapacho, diseñada por Claudia Moreira Salles, tiene dos sólidas bases con cuadrículas, mientras que en la parte superior se vuelve más liviana para dejar a la vista la pared, pintada con un producto especial que suma profundidad y brillo. Como suspendidas en el aire, el trío de esculturas de la artista Iole de Freitas crea un efecto cautivante. Alfombra de yute de Kamy y sillones de los años 50 originales de Jorge Zalszupin.
“Tenés vía libre para hacer lo que quieras”, fue la consigna que recibió la interiorista brasileña Rosa May Sampaio de su cliente. Lejos de la vorágine del ritmo paulista, la casa en cuestión era una construcción de los años 60, firmada por un arquitecto destacado de su época. Desde este punto de partida el proyecto se concentró, fundamentalmente, en generar espacios preparados para compartir con amigos y desarrollar la vida social. Una de las primeras apuestas de Rosa May fue demoler el sector de servicio que se encontraba en el fondo del lote para extender los límites del jardín, que es el corazón de la casa. Aquí proyectó un paisajismo beneficiado por las especies tropicales nativas y dispuso la pileta, la parrilla y diferentes espacios para charlar y comer. Este sector está rodeado por la sala de juegos y el gimnasio con sauna.
En el interior se instalaron nuevas aberturas de madera de eucalipto provenientes de bosques reforestados, se colocaron pisos de madera de cumarú y se elevaron los techos para lograr mayor amplitud en el living, la biblioteca y la sala de juegos. En la planta alta, se unificaron tres dormitorios para construir una generosa suite con vestidor y estudio.
A tono con los tiempos que corren, se sumaron recursos sustentables como el uso de energía solar para calefaccionar la casa y la pileta, la reutilización de agua para riego y la construcción de una terraza verde.
Los ambientes están hilvanados por elementos en común como la presencia de obras de arte y piezas de destacados diseñadores brasileños. A la vez, cada sector tiene una identidad propia. Esa armonía es posible gracias a una mano experta y una mirada sensible.
Como si fuera un biombo, la puerta diseñada por Rosa May matiza la privacidad del comedor. La obra “Bosque de Tijuca”, de Lelli de Orleans e Bragança, princesa del antiguo imperio de Brasil, estaba en la casa del padre del dueño de casa y se adaptó a la perfección a este ambiente. Juego de mesa y sillas inglesas heredadas sobre una alfombra de fibras naturales.

La atmósfera sobria de la sala de billar contrasta con el verde de las especies tropicales que le dan identidad a la casa y se cuelan en los interiores. El piso es de cumarú y las paredes son de fresno lavado. La mesa y la lámpara son de anticuario. El color del paño bordó de ambas piezas surgió de los tonos del cuadro.

En el toilette, el bloque de ónix amarillo, con la pileta tallada y una luz interior, es un recurso de alto impacto que se potencia con el haz de luz en la pared. “La intención fue traer el verde exterior a la biblioteca”, explica Rosa May sobre la decisión de pintar el mueble de un tono vibrante que evoca el estilo inglés. Sofá tapizado en terciopelo rojo de la casa española James Malone y almohadones de Andrew Martin.

Con mano experta, la arquitecta e interiorista optó por el granito para las mesadas y el fresno para los frentes de los muebles. También definió una circulación fluida, con tres estaciones de trabajo, y logró efectos atractivos mediante vajilleros retroiluminados. Sus detalles favoritos: las piletas de apoyo en loza blanca y el piso con diseños de rosetas.

Durante la obra, no faltaron imprevistos que enriquecieron el proyecto, como el hallazgo de un depósito subterráneo que se destinó a la cava. La piedra caliza de Jerusalén, el solado de ladrillo y la iluminación tenue le dan el aire de un refugio íntimo. Mesas de centro de Lucas Takaoka.
Como en las novelas de espías, la entrada se activa al mover un libro situado cerca de una escalera iluminada con apliques de acero Corten del diseñador Fernando Prado.

Las paredes, cubiertas en seda color palta, crean una atmósfera envolvente de calma y descanso en la suite principal. El complemento perfecto es un conjunto de exquisitas piezas vintage: la silla, los bancos de mármol y cuero de Jorge Zalszupin y el espejo redondo. El baño se distingue con el piso y las paredes de mármol Paraná Nuvolato y grifería Kohler color níquel.

Los límites se diluyen y el verde exterior entra al cuarto de huéspedes. Para mantener un lenguaje claro, las paredes están revestidas en el mismo género y color del cuarto principal. La energía se eleva con textiles de estampas alegres.


“De aquí no dan ganas de irse”, dice Rosa May. El jardín ampliado gracias a la reforma se ve en todo su esplendor. El verde se recorta sobre los tonos neutros de la piedra y el travertino romano. En primer plano, la barra de la parrilla es de cuarcita colibrí, una piedra del interior de Brasil.
Arquitectura e interiorismo: Estudio Rosa May Sampaio
Fotos Rómulo Fialdini
Texto Viviana Álvarez

.jpg)










