Edición Nº 187 

UNIVERSOS PARTICULARES: MARTIN MERCANTE

Lo que hago fue variando mucho. Mi viejo es arquitecto y en casa se leía muchísimo. Tuve una biblioteca de diseño muy amplia desde chico. Pasé por distintas áreas: pintor, […]

Lo que hago fue variando mucho. Mi viejo es arquitecto y en casa se leía muchísimo. Tuve una biblioteca de diseño muy amplia desde chico. Pasé por distintas áreas: pintor, escenógrafo, montajista, asistente en publicidad, cocinero y recién hace dos años descubrí el mundo del mobiliario. Un docente que tuve contrastaba la diferencia entre hacer una cosa, en el sentido de “trabajar de”, y “ser” lo que hacemos. Lo que me encuentre haciendo puede ser circunstancial, o incluso una excusa, sea muebles, restaurar un galpón abandonado, o poner la mesa para cenar. Lo que sea va a ser desde un lugar sensible con lo visual y lo compositivo. ¿La idea o el material? En mi caso lo veo como cíclico. Ambas se ven afectadas entre sí, y anteponer una por sobre la otra puede decantar en algo vago e irrealizable, o tosco y aburrido.

Un material puede ser mejor disparador que una idea. Soy de estar mucho trabajando en el taller, y de tanto taller las ideas terminan supeditadas a lo matérico y a las técnicas que conozco. Trabajo haciendo muebles de hierro a medida, y a veces los clientes me escriben y me piden imposibles. Los leo, bajo el trabajo a tierra y les mato un poco los sueños, pero después pienso que necesito más de ese vuelo, y los envidio. Hay un instante lindo cuando la cosa aparece delante y pasa de no existir, a hacerse presente. Es un momentito de orgullo, mínimo. No comercializo mi trabajo personal. Hoy me gusta mantener separados los diseños de lo que me da de comer. Hacer lo que hago a esta edad es un privilegio que valoro muchísimo y por ahora me basta.

Instagram: @martin.mercante.

Texto: Pablo Sáez. 

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