Arte 

Teresa Bulgheroni: Por un museo inclusivo y federal

Apasionada por el arte y de gran experiencia en gestión cultural, desde noviembre último sucede a Eduardo Costantini en la presidencia del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires; en […]

Apasionada por el arte y de gran experiencia en gestión cultural, desde noviembre último sucede a Eduardo Costantini en la presidencia del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires; en la agenda del 2022 incluyó una muestra sobre lo mejor del diseño local.

¿Qué singularidad tiene el Malba respecto de otros museos que ha visitado en el mundo? 

Malba es un museo centrado en el arte latinoamericano. Su colección, iniciada en 2001 con la generosa donación de más de 200 obras de su fundador, Eduardo Costantini, hoy tiene casi 700 de los más relevantes artistas modernos y contemporáneos de la región. El público que lo visita sabe que encontrará en un mismo espacio obras de Frida Kahlo, Diego Rivera, Tarsila do Amaral, Joaquín Torres García, Wifredo Lam, Antonio Berni, Xul Solar, y eso lo hace único. Además, siempre hay propuestas de exposiciones temporarias de altísimo nivel y muy diversas. Malba cumple un rol importante en la escena local al ser de los pocos en hacer exposiciones de grandes artistas extranjeros que no son de la región. Algo que me gusta particularmente, pensando en otros museos del mundo, es su escala. Se puede visitar completo en el mismo día, y en profundidad. Se convierte en un gran programa para disfrutar con amigos o la familia en un día. 

¿Cuál es el rincón del museo que más le gusta?  

De la colección permanente me gusta el conjunto de obras de Xul Solar y de Antonio Berni, el Autorretrato de Frida Kahlo, la escultura O Impossivel de la brasileña Maria Martins, el núcleo de artistas concretos y la gran pieza modernista que tiene el museo, Abaporu de Tarsila do Amaral. También querría mencionar un espacio común donde siento que hay muy buena energía y, tal vez, no nos detenemos a valorar: el hall central. Es una gran plaza pública que la gente usa como lugar de encuentro. Desde ahí se ve todo: si uno se detiene a ver su funcionamiento se encuentra con un museo vivo y vibrante, y gente llena de expectativa antes de emprender una nueva aventura, antes de empezar el recorrido por las salas.

La crisis durante la pandemia ha sido muy difícil para las instituciones culturales

Durante la emergencia tuvimos que seguir trabajando con el museo cerrado, pero abierto a la comunidad de forma virtual. Ese fue el desafío. Adaptar nuestra programación cien por ciento a lo online. Por suerte Malba ya tenía una comunidad virtual grande en sus redes sociales, pero durante los últimos años creció mucho. Ahora somos un museo híbrido. Se abre una exposición y la gente hace el recorrido de forma presencial o virtual mediante las visitas 360 o vivos en Instagram, con los curadores de las diferentes exposiciones. Nuestros programas de formación son presenciales y virtuales, lo que permite que personas de otras latitudes puedan seguir participando.  

¿Cuáles son los desafíos de su gestión?  

Me interesa seguir desarrollando el fundraising para que logre su independencia económica. Es importante trabajar en que más familias y empresas apoyen el proyecto. También es fundamental profundizar la participación de las provincias para que más gente del interior, aunque no pueda venir en persona, pueda aprovechar los cursos, ver las exposiciones virtuales. La itinerancia de artistas argentinos, junto a los latinoamericanos, también es una gran apuesta. Mis prioridades serán entonces abrir más el museo a grupos civiles, profundizar la colaboración con otras instituciones del mundo y lograr que sea un museo federal.  

¿Cómo haría para multiplicar el impacto cultural del Malba sobre toda la población? 

Estamos trabajando en ese aspecto en cada uno de nuestros programas y propuestas expositivas. En el último tiempo se sumaron nuevas audiencias, públicos que nos visitaron por primera vez gracias a programas educativos diseñados especialmente para llegar a quienes tal vez nunca habían venido a Malba. Nuestra programación virtual también nos permitió llegar a personas que conocieron nuestras propuestas por primera vez. Atraer a los más jóvenes mediante los programas públicos es una de nuestras apuestas fuertes, nos interesa dar a conocer el museo en distintos ámbitos y llegar a quienes no tienen la posibilidad de visitar Buenos Aires. Vamos a seguir trabajando para potenciar el rol educador en todo el país y afuera, con proyectos y diferentes iniciativas innovadoras. Como institución siempre fue vital trabajar en colaboración con otros museos y en red, y eso está más vigente que nunca. 

Por último, ¿qué lugar ocupa el diseño y el interiorismo en el Malba? 

A mí, en lo personal, me gusta mucho el diseño e interiorismo, y Malba tiene gran historial con estas disciplinas. Se han hecho exposiciones específicas y la tienda de Malba se caracteriza por comercializar lo mejor del diseño argentino. Como primicia, puedo adelantar que el año próximo haremos una exposición sobre los 100 años del diseño argentino, con la colaboración de la Fundación Ida. Justamente con esta fundación, que tiene el mayor acervo patrimonial de archivos y colecciones de diseño argentino, publicamos hace dos años el libro Ideas Materiales que ofrece un panorama de la producción local en la década de los sesenta. El libro surgió de las Jornadas de Diseño realizadas en el museo en 2015, a propósito de la exposición Polesello Joven. 

Texto: Pablo Sáez.

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