Edición Nº 200
MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES
En un barrio cerrado en los alrededores de Montevideo, entre lomas y árboles centenarios, se destaca una vivienda. Su creador, el arquitecto argentino Juan Carosi, la describe así: “Una casa […]
En un barrio cerrado en los alrededores de Montevideo, entre lomas y árboles centenarios, se destaca una vivienda. Su creador, el arquitecto argentino Juan Carosi, la describe así: “Una casa contemporánea en su concepción, con dos inspiraciones muy marcadas. En su espacialidad y relación con el entorno, alude a la arquitectura californiana de los años cincuenta, a las Case Study Houses: una sola planta que se extiende en todas las direcciones del terreno, apropiándose de él y sus desniveles. Así surgen los patios y exteriores, que forman parte de la residencia tanto como los interiores, en una fusión del paisajismo con la arquitectura. La otra influencia, visible en la materialidad y la volumetría, remite al estilo escandinavo, con la madera como protagonista exclusiva, los postigos que se intercalan entre vacíos y llenos, y los techos inclinados a una sola agua en distintas direcciones y alturas”.
Sofía Iturralde, diseñadora argentina radicada en Chile, quien presidió durante 5 años la Asociación de Diseño e Interiorismo de Chile (AdDI), estuvo a cargo del interiorismo. “Mi gran desafío fue desarrollar un proyecto único, particular. Sus dueños, luego de una larga estadía en Nueva York y Londres, traían en su ‘banco de imágenes’ una mirada amplia en cuanto al diseño. Amantes de lo disruptivo y del color, me dieron alas para desarrollar mi propuesta creativa, siempre empujándome fuera de los límites tradicionales. Interpretar sus sueños y expectativas fue muy sencillo”, dice la diseñadora. Y sigue: “Mi trabajo se basa en formas orgánicas, sin puntas, que otorgan blandura al espacio e invitan a recorrerlo cómodamente. El arquitecto, por su parte, hizo su gran aporte al incluir en el diseño un larguísimo pasillo que funciona como hilo conductor de todos los ambientes, dando fluidez y funcionalidad al recorrido”.
Los volúmenes y el colorido de los elementos con valor emocional e histórico para esta familia, como el piano, las obras de arte y el textil del comedor, fueron de alguna manera los que marcaron el rumbo del interiorismo.

Diseño y color van de la mano: sillón amarillo de los años setenta, ícono escandinavo; cono de madera y sillas materas (Azcue); sillón curvo Omni y mesas (Colección Sur); alfombra de Troccoli. Lámparas París (Colección Sur) colocadas a distintas alturas. A la izquierda, obra de arte de Mono Giraud.

En el comedor, las formas, texturas y colores se combinan: tapiz de lana (Marina Christe y Las Martas Alfombras); aparador (Bárbara Bertone); sillas de madera Lhea y mesa irregular de mármol verde diseñada por Iturralde y realizada por Abatte. Lámparas colgantes Flamingo (Vibia), siempre dos, para enfatizar la iluminación.

“El pasillo kilométrico, con un paisajismo diferente a cada lado, te deja sin aliento. El cuadro de Lobo Velar merecía una puesta en escena especial, por eso está acompañado por dos pares de bastones lumínicos y la banqueta de chapa de Azcue”, explica Sofía Iturralde (foto arriba).


La austeridad del ambiente con muebles de madera laqueada y otros enchapados en roble se rompe con las lámparas galponeras traídas de Dinamarca y la repisa que sostiene cuadros (Caos Arte, Uruguay). El piso geométrico marca la diferencia en esta cocina de grandes dimensiones.

El baño de la suite principal es una caja gris revestida en porcelanato español. Los muebles son de madera laqueada o enchapada en roble, y la mesada es de Dekton, una superficie ultracompacta.
La pared semicurva detrás de la cama rompe con las líneas rectas y sigue la forma orgánica de la casa. Las mesas de luz, revestidas en cuero, fueron diseñadas por Sofía Iturralde y realizadas por Sofía Lappas.

La suite secundaria pone el acento en un estilo más clásico, romántico y un poco british. Las mesas de luz, antiguas y diferentes entre sí, acompañan las texturas nobles y ricas como la manta de cashmere y la ropa blanca de lino. Tiene, además, una terracita.

Los muebles de caño y soga náutica, los más disruptivos de la casa, ayudan a resaltar la obra de arte del quincho: una escultura de pan de Ignacia Lissarrague, fotografiada por Mariana Blanco (Caos Arte). En el living exterior, la mesa baja es de tronco pulido y los sillones combinan grises y verdes. Todo el mobiliario es de Colección Sur.

El exterior de la casa está revestido en madera de pino finlandés proveniente de plantaciones renovables, muy resistente a la intemperie gracias a su tratamiento térmico. El paisajismo, que también se integra a los interiores a través de patios y terrazas, estuvo a cargo de Ángeles Casares, de Folia Studio, en Punta del Este.

ARQUITECTO: JUAN CAROSI
INTERIORISMO: SOFÍA ITURRALDE
PAISAJISMO: ÁNGELES CASARES, DE FOLIA STUDIO
FOTOS: POMPI GUTNISKY
TEXTOS: ANA COSTA MÉNDEZ

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