Edición Nº 201 Inspiraciones
LA HUELLA ARTESANAL
La diseñadora Popi López puso las manos en la tierra para cultivar especies nativas. En la fachada, las palmeras, los limoneros y una enamorada del muro crean un paisajismo frondoso […]
La diseñadora Popi López puso las manos en la tierra para cultivar especies nativas. En la fachada, las palmeras, los limoneros y una enamorada del muro crean un paisajismo frondoso que también se apoderó del portal de doble altura.



El living se organizó en torno al hogar con sillones modulares. Fundas de géneros teñidos y almohadones de terciopelo, lino y panamá (Ana Fuchs). Las mesas de arrime de lapacho tucumano son de la serie Reciprocidad (Popi López de Zavalía). Las formas naturales, casi sin intervención, expresan la búsqueda artística de la diseñadora. Alfombra estilo bereber traída de España.

La iluminación se planteó con una serie de nichos que dan un efecto tenue y escenográfico, sobre todo de noche. “Al principio nos costó, hasta que empezamos a sentir que es un estilo cálido, que invita a la calma”, dice Popi López. Camastro y mesa de arrime (Popi López de Zavalía). Poncho artesanal (Salvatierra). Alfombra (Munay). Sobre el sillón, serie de retratos de sus hijos bordados a mano por Lucía Méndez.

La diseñadora tucumana Popi López de Zavalía no dudó un segundo. Ni bien conoció la obra del recordado arquitecto Pablo Sánchez Elía, se preparó para tomar un avión hacia Buenos Aires. Llevaba consigo un board con planos, fotos y unas cuantas ideas claras sobre lo que quería para su futura vivienda familiar en un lote de características inmejorables de la localidad de Yerba Buena. En el primer encuentro quedó claro que a los dos los unía el gusto por el trabajo artesanal y las construcciones pensadas para ser vividas a lo largo de los años. En medio de la conversación, él ensayó un bosquejo a mano alzada en el que ella vio todo lo que esperaba y comenzaron a trabajar juntos. El programa se desarrolló en dos niveles: en la planta baja, la cocina, el comedor y el living están alejados del acceso para resguardar la privacidad. Estos ambientes miran hacia una sucesión de patios a través de aberturas de doble altura y se conectan con la galería o el jardín. Pura luz y espacialidad. El piso superior se destinó a los dormitorios. La idea de una caja despojada pero sin resignar calidez se potencia con los materiales puros que son el sello de Sánchez Elía. El revestimiento de cemento texturado en tono tierra y los pisos de travertino noce generan continuidad y una identidad clara. Los vaivenes de la vida quisieron que esta obra se prolongara desde 2011 hasta fines de 2019. Popi atesora un mensaje de audio que recibió de Sánchez Elía durante los días de la mudanza. “Felicidades, buenos augurios, buena energía. Ahora hay que ir poseyendo esa casa… sostenerla”, le deseaba. El resultado del camino que siguió la diseñadora es un lugar que vibra con el amor de sus hijos y se comparte con familia y amigos.
La obra “Familia Virreinal”, del artista Ezequiel Linares, sobre la pared que esconde por completo las aberturas que dan hacia la galería. Cortinas de lino camisero. “La vivienda habla por sí misma, solo había que acompañar la arquitectura”, describe Popi que organizó la ambientación con una combinación de creaciones propias, textiles artesanales, piezas heredadas y antigüedades.

Espejo con marco dorado y una antigua mesa de planchar: piezas principales de este rincón que concentra objetos atesorados. Izquierda: la mesa de comedor, diseñada por López Zavalía, compuesta por tres tablas de lapacho, acompañada por sillas antiguas. En el fondo, un tríptico con figuras orientales tejidas por la dueña de casa.


En el pasillo, uno de los bancos de la serie Pacará, hechos con una sola pieza de tronco y terminación con pintura para autos (Popi López de Zavalía). A la derecha, la cocina: el lugar que congrega a la familia. En sintonía con el resto de la vivienda, tiene un planteo práctico y conexión directa con el patio. A los costados del extractor, la parrilla sirve para colgar ollas que se usan cada día. Banquetas de madera y tiento (Popi López de Zavalía). Bandeja de madera (La Tienda).


Fiel a su amor por lo artesanal, la mesa redonda con tapa de cuero, una de las mesas de luz, la cómoda con tiradores de asta y los sillones son creaciones de López de Zavalía. En el respaldo de la cama, un poncho (Salvatierra); a los pies, una manta que proviene del pueblo salteño de Seclantás. Alfombra de Akrópolis Antigüedades. Sobre uno de los sillones antiguos, un poncho de vicuña heredado.


“Pablo sugería que había que darles más metros a los cuartos de los adultos que a los de los hijos, que se van pronto de la casa”, cuenta sobre el consejo del arquitecto. Por eso, en la planta alta, la master suite tiene dimensiones más generosas e incluye un baño. Aquí, la puerta de doble hoja separa el sector de las bachas, hechas con bloques suspendidos, del área de la bañedera. Jabones La Tienda. Cortina hecha con sábanas antiguas.


La galería con unas cortinas ligeras y columnas cubiertas por la enamorada del muro. Juego de mesa Pacará y sillas (Popi López de Zavalía). Silla matera traída del campo familiar. Florero OF.


En el jardín, la incorporación más reciente es la pérgola con techo de paja, junto a la pileta, donde hay un sillón en forma de U de siete metros (Popi López de Zavalía) que es el punto de reunión de los más jóvenes. “Esta es una casa que se fue armando con mucho cariño y donde todos los espacios se usan. En invierno buscamos el sol y en verano nos refugiamos en la sombra, pero nunca nos escondemos adentro”, asegura.
Estudio: Arq. Pablo Sánchez Elía
Fotos: Arq. Daniela Mac Adden
Texto: Viviana Álvarez

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