Edición N° 195 

HECHIZO FRANCÉS

Timothy Corrigan nos invita a un mundo en el que cada elemento cuenta y cada espacio guarda un secreto. A través de sus dos refugios en Francia —uno en el […]

Timothy Corrigan nos invita a un mundo en el que cada elemento cuenta y cada espacio guarda un secreto. A través de sus dos refugios en Francia —uno en el corazón de París y otro en la serenidad de la campiña—, el interiorista elegido por celebrities de Hollywood y la familia real de Qatar demuestra que la belleza no es solo una cuestión estética, sino una forma de vida que transforma lo ordinario en extraordinario.

Su departamento parisino, a pasos de la Torre Eiffel, desafía las modas contemporáneas. “Quise resaltar la riqueza de los detalles”, explica, refiriéndose a los estucos y molduras que decidió preservar en lugar de ocultar bajo capas de blanco moderno. Tonos crema y gris junto con sutiles toques de oro, y muebles de una mezcla intencional de épocas y estilos, evitan que se sienta como un museo inmóvil.

Su château ubicado en las afueras de Arçonnay —un pequeño pueblo en el corazón del Valle del Loira— conocido como el “Versalles de los campos”, nos lleva a un entorno cargado de historia y rodeado por bosques de cuento. Aquí, la vitalidad se refleja en los colores intensos que inundan las habitaciones y traen la energía de la naturaleza circundante. Restaurar esta joya arquitectónica fue un reto, especialmente durante la pandemia, pero el resultado es una residencia donde toda elección de diseño está pensada para conectar con la autenticidad y el confort. Porque, al fin y al cabo, para este californiano con base en Los Ángeles, el lujo verdadero no reside en la grandiosidad, sino en la calidez que un lugar es capaz de transmitir​.

El estilo francés, según Corrigan, no está destinado a ser estático o formal. “Los franceses creen que los objetos deben moverse según el momento”, afirma, subrayando que la cotidianidad es el verdadero motor del diseño. En sus propiedades, las obras de arte se desplazan libremente, colocándose sobre mesas o incluso frente a chimeneas, como si fueran parte de la vida misma, no simples adornos. Esta fluidez y adaptabilidad crean un entorno vivo, que se transforma con el paso del tiempo y las experiencias​.

Los salones del piso parisino combinan el lujo clásico con rasgos exquisitos: sofás de terciopelo en tonos ocres, cojines bordados, esculturas de inspiración egipcia, candelabros de cristal, flores frescas, molduras talladas a mano en el techo. Dos ambientes de opulencia con historia.

Luz natural que se filtra por los ventanales y enmarca un paisaje infinito. Chaise longue tapizada en terciopelo bleu azur, ideal para momentos de contemplación, que convive con obeliscos y un candelabro de cristal. Timothy Corrigan, consagrado como uno de los mejores interioristas del mundo, ha hecho de este salón un rincón preciado de su château. Toda minucia es un reflejo absoluto de su visión de la belleza.

Este dormitorio une la elegancia del pasado con lo sereno del presente. La cama, enmarcada por cortinas de rayas azul y dorado, descansa bajo un dosel. Un cuadro clásico conduce la escena. Paredes adornadas con molduras celestes, que guían la vista hacia una chimenea con jarrones de porcelana.

Interiorismo: Timothy Corrigan. Fotos: Xavier Béjot.

Texto: Rodolfo Vera Calderón

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