Empresas gastronomía
Clásicos Reversionados
Las empanadas, los alfajores y los choripanes son comidas típicas argentinas que forman parte de nuestra cultura. Hoy hay marcas que han logrado reversionarlas, reconfigurándolas con sabores contemporáneos, la alternativa […]
Las empanadas, los alfajores y los choripanes son comidas típicas argentinas que forman parte de nuestra cultura. Hoy hay marcas que han logrado reversionarlas, reconfigurándolas con sabores contemporáneos, la alternativa ideal para los paladares más exigentes.
Es el resultado de la unión de un grupo de personas que decidieron emprender apostando por su comida preferida: las empanadas. Una comida típica argentina que en las últimas décadas empobreció notablemente su calidad tras convertirse en un negocio de escala industrial, en búsqueda de eficiencia operativa y bajo costo, llegando a perder el sabor original que brindan los procesos genuinos de cocción artesanal y la calidad de los ingredientes naturales. Un escenario que le mostró a este grupo de emprendedores una oportunidad muy clara: devolverle a las empanadas su calidad natural al actualizarla y enriquecerla.
Otra de sus premisas fue ponerlas en contacto con gustos más actuales y algunos elementos de la gastronomía contemporánea. El paladar no se queda quieto, evoluciona. Así, estas empanadas se nutren de la cultura tradicional a la vez que se abren a otras influencias. Border es una invitación a disfrutar yendo más allá, porque tiene algo muy nuestro pero también algo nuevo. La selección de ingredientes naturales y orgánicos es un diferencial muy importante de estos productos, junto al desarrollo de recetas singulares que revalorizan el trabajo artesanal. Border produce también sus propias tapas de empanadas sublimando dos masas, una tradicional y una teñida naturalmente de negro con carbón vegetal, generando así un detalle original. Ese borde negro es una característica distintiva de estas empanadas que causan un gran impacto visual. Es un recordatorio de lo genuinamente diferentes que son los productos Border, una estética que responde a una ética.
Agustina Alegre y Ezequiel Beltramino habían sido papás y necesitaban un ingreso extra. Un proyecto que empezó en Córdoba por necesidad, y se convirtió rápidamente en un éxito. Él es cocinero y pastelero, ella vendedora y buena con las redes sociales. “Al principio no nos decidíamos con qué emprender. Eze quería hacer algo salado. Pero yo soy muy dulcera y mi mayor decepción era encontrarme con alfajores con poco dulce de leche, que en ese momento eran la mayoría. Realmente los probé a casi todos y no había un Culpadelosdos. Hoy es más común verlos, y en buena hora” dice Agustina.
Con la decisión tomada, fueron a Mercado Norte con dos mil pesos prestados y esa fue su primera inversión para comprar materia prima. “Nosotros miedo no teníamos por estar reintepretando un clásico argentino, pero nuestras familias no aceptaban la idea. Alfajores había miles, y Córdoba es la cuna de miles de marcas artesanales excelentes. Pero algo nos decía que a todos les faltaba dulce de leche y que podía haber más personas que pensaran igual que yo” recuerda. Y es justamente la cantidad abundante de dulce de leche lo que más caracteriza a sus productos. Al comienzo, cuando vendían desde su casa y por Instagram, los sabores más clásicos como el de maicena eran los más vendidos. Hoy los rellenos con Oreo o Ferrero Rocher son los protagonistas.
Culpadelosdos es un proyecto que empezó por el boca a boca y las redes sociales, pero de repente había filas en la puerta de su departamento y la encargada les sugirió “hacer algo”. Así, decidieron que era hora abrir su primer su primer espacio. “Nos costó mucho ponerle cara a un producto que ya era conocido. Por eso, cuando conocimos a Somos Madé nos entendimos enseguida. Ellos supieron hacer magia con algo que era difícil bajar a tierra, porque queríamos un lugar que reflejara trabajo, calidez, amigos y que sea absolutamente para todos. Y ellos lo entendieron” nos cuenta Agustina sobre su nuevo lugar de trabajo que no es local porque la palabra no les quedaba cómoda. No es pastelería porque no los representa, y fábrica es demasiado grande. Es un taller de alfajores y está ubicado en el barrio Güemes de la ciudad de Córdoba.
Un emprendimiento que nació de las ganas de dos amigos de abrir un local gastronómico en Buenos Aires. Sergio Barbui y Esteban Citara eligieron al Mercado de San Telmo cuando éste todavía no estaba del todo desarrollado y había sólo cinco puestos gastronómicos, todos de comida extranjera, para instalarlo. Hace cuatro años empezaron con la Choripanería, y teniendo en cuenta que está ubicado en un lugar turístico por excelencia, decidieron hacer algo netamente argentino y el choripán es la máxima expresión de la comida callejera nacional.
“A la hora de reinterpretar un clásico hicimos muchas pruebas y las que quedaron funcionan muy bien. Al trabajar con chorizos de puro cerdo o cordero, las combinaciones son similares a las que se pueden hacer con esas carnes al plato. El condicionante es que sea en sándwich y práctico para comer. La calidad de los chorizos y la vuelta que le encontramos a un clásico como el choripán y el ambiente que logramos crear en nuestros locales es algo que nos distingue. De hecho, viene gente de todo el mundo a probarlos y dos años consecutivos nos eligieron como el mejor en nuestra categoría en Trip Advisor» explica Estebán. «Si hablamos del más vendido sin lugar a dudas es el Gaucho, que tiene chorizo de cerdo con provoleta, morrón asado y chimichurri. Los de cordero también salen mucho, los preferidos son el Patagónico y el Blue, que tiene una combinación agridulce con peras glaseadas y queso azul. Claro que los más tradicionales también están en el top de ventas” concluye.
Texto: Jimena Sampataro.
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