CARTOGRAFÍAS Edición Nº 194
Cartografías: Valeria Calvo
Valeria Calvo nació en 1979 en Villa Martelli, Buenos Aires, y creció en Parque Chas. Desde pequeña ya mostraba interés por actividades manuales y artísticas, influenciada por su abuela que […]
Valeria Calvo nació en 1979 en Villa Martelli, Buenos Aires, y creció en Parque Chas. Desde pequeña ya mostraba interés por actividades manuales y artísticas, influenciada por su abuela que le enseñó a tejer. Sin embargo, no tuvo acceso a talleres de arte durante su infancia, recién un año antes de terminar la secundaria comenzó a tomar clases en un centro cultural de su barrio. Así, al terminar el colegio se inscribió en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, donde se graduó en 2003 como Profesora de Escultura. Aunque se especializó en esta área, Valeria se dedica principalmente a la pintura. Eso sí, el espacio está siempre presente en sus creaciones. Actualmente trabaja en su taller, donde produce su obra y ofrece clases de pintura para adultos y niños. Sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas del país, como el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires y la UADE. Participó en varios premios como el Salón de Pintura del Banco Central y el Salón Nacional de Pintura. Mostró su trabajo en la Fundación Proa y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, entre otros espacios.
Plaza Éxodo Jujeño (El Trébol), en Parque Chas. “Si bien cuando me fui de la casa de mis padres anduve por otros barrios, hace ya doce años que volví al lugar donde nací y donde elegí criar a mis hijos. Por eso, elijo esta pequeña plaza de mi amado Parque Chas donde tuve una infancia muy feliz junto a muchos amigos de la misma zona, y es donde hoy juegan y disfrutan mis hijos con los suyos. El lugar mantiene algo de esa época donde yo andaba bastante libre y sola desde muy chica. Si bien los tiempos cambiaron, sigue siendo un lugar tranquilo para vivir. En la plaza está la canchita de fútbol del club El Trébol, un lugar de encuentro y partidos los fines de semana. Además, todos los años en el mes de octubre se festeja el cumpleaños del barrio”.
Cementerio de la Chacarita. “Otro lugar que frecuentaba mucho de chica, no sólo porque tuve pérdidas cercanas a muy corta edad, sino porque ahí trabajaba de cuidador mi tío Cacho. Me gustaba ir, el silencio de los pasillos fríos de los nichos, que se rompía cuando escuchaba de fondo la radio de mi tío a medida que me iba acercando a su cuartito. Cada vez que iba me convidaba un tecito con Criollitas y preparaba el ramo más lindo y prolijo. Mientras, trataba de espiar los nichos medio abandonados, que estaban vacíos o abiertos, tratando de descubrir algún misterio. Con los años dejé de ir, pero el año pasado surgió la posibilidad de pintar un mural en uno de sus paredones, por la calle Jorge Newbery. Además del desafío por hacer una obra de 55 metros de largo, me gusta que haya una obra mía en un lugar al que le tengo cariño y nostalgia”.
Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. “Está situada en la Av. Las Heras al 1700, hoy sede de la UNA (Universidad Nacional de las Artes), en el coqueto barrio de Recoleta. Es un hermoso edificio donde se formaron grandes artistas de nuestro país y donde tengo el orgullo de haber egresado. Es el lugar en el que pude formarme como profesora y artista. Terminar mi carrera gracias a la formación pública. Pasé seis años de mi vida donde conocí grandes amigos y pude aprender a vincularme con el mundo del arte”.
Club Saber Vermutería. “Sin lugar a dudas es uno de mis lugares favoritos para tomar un rico vermú y comer un tapeo delicioso. Del lado de las calles rectas de Parque Chas, en Llerena 2727, funciona de miércoles a sábado por la noche. Un buffet donde se puede disfrutar de su ancha vereda en las noches de verano y un cálido salón cuando hace frío. Un mítico club de barrio donde preparan los mejores tragos y picadas. Mi preferida: la bruschetta con queso brie y corazón de alcaucil, y el vermú de la casa con naranja”.
Punta Indio, Provincia de Buenos Aires. “Hace ya algunos años descubrí esta reserva natural a 2 horas de CABA. Ubicado en la ruta 11, es un lugar ideal para descansar, desconectarse (casi no hay señal), caminar (está el clásico Sendero de la Interpretación) y disfrutar de la costa del Río de la Plata. Según sus crecidas, podes tener el río ahí nomás o caminar 200 metros para tocar el agua. Tiene la particularidad de que no es como los típicos pueblos de la provincia con su plaza central, iglesia y municipalidad. Acá todo está atravesado por la ruta y las casas no están cerca del río ya que es una zona muy húmeda y de muchas crecidas. Un lugar muy tranquilo al que vamos bastante seguido a disfrutar casi siempre con amigos”.
Texto: Jimena Sampataro.