3x1 Arte Intervención D&D
3×1: Sofía Donovan
Cuando iba al campo de su abuela a pasar los veranos de infancia trabajaba con cerámica. Sofía era pintora en Argentina, y cuando llegó a Chile, al convivir con la […]
Cuando iba al campo de su abuela a pasar los veranos de infancia trabajaba con cerámica. Sofía era pintora en Argentina, y cuando llegó a Chile, al convivir con la imponente Cordillera, tuvo que encontrar un lenguaje con más peso para expresar su nuevo entorno: experimentó con maderas recortadas, resinas y diversos materiales, hasta que se reencontró con su amor de la infancia: la arcilla. A partir de allí, se dedicó íntegramente a la cerámica, secundada por el dibujo, un hito en su trabajo que le permitió combinar en un solo idioma sus actividades pictóricas y gestuales. Desde el 2003, Donovan estableció el taller La Roca en Santiago de Chile, y ha expuesto su trabajo en galerías privadas alrededor del mundo. La Embajada Argentina le otorgó un reconocimiento por contribuir a los intercambios culturales entre Chile y Argentina a través de su obra.
1.El derrumbe de mi padre “Esta obra tiene un especial significado para mí. La hice durante la enfermedad de mi padre que estaba en Buenos Aires. Viajaba a verlo cada tanto, y cuando volvía a Chile trabajaba en esta obra, que era otra. Un día se me cayó antes de llevarla al horno. Me dio mucha desesperación, era como un presagio de que mi padre no iba a mejorar. Lloré mucho, pero mi hijo me insistió en que la mojara y la volviera a armar. Tarea titánica, ya que las piezas cuando están secas se desarman como polvo. Me empeñé y terminé armando esta especie de derrumbe que luego originó toda una serie que se llamó El encanto de las Ruinas. Fue mi manera de despedir a mi padre, que murió apenas terminé la obra”.
2.Civilización y barbarie, de la serie Poética Doméstica
“Es una obra de una serie que se llamó Poética Doméstica, inspirada en las ideas de la percepción de Merleau-Ponty. Describe la experiencia del espacio como algo que se relaciona conmigo de un modo viviente con características afectivas. El espacio moderno como algo ´sensible al corazón´ donde también nosotros estamos ubicados, y el cual está orgánicamente ligado a nosotros en relación a nuestras particularidades corporales y a nuestra situación, es el espacio vivido. El espacio y las cosas en él hablan de nosotros, y de cómo nos vinculamos a ellas. Las cosas no son simples objetos neutros que contemplamos; cada una de ellas simboliza para nosotros cierta conducta, nos la evoca. En mi caso, esta serie se apropiaba de los objetos de la casa de mi abuela (la que me enseñó cerámica) y los hacía hablar, según lo que me iban diciendo. Son objetos intervenidos, como parte de mi respuesta hacia la afectividad que ellos me transmitían. Este en particular está dentro de una caja a modo de las naturalezas muertas Vanitas Vanitatis de los países bajos del Siglo XVII”.
3.Memoria Dactilar, de la serie Cero Zen
“Esta serie tematiza sobre mi identidad híbrida y mezclada, como también sobre mis búsquedas espirituales. A través de obras en cerámica esmaltada, mezclaba formas y técnicas inventadas, para instalar una actitud descreída respecto de las ´verdades puras´ y los discursos de autoridad moral o intelectual, tanto en la vida como en el mismo trabajo de arte. Memoria Dactilar está inspirada en imágenes de esferas y órbitas en las que vivenciamos nuestra existencia, según Peter Sloterdijk. La metáfora del espacio esférico se refiere a momentos de intimidad, de resonancia entre dos o más, son lugares temporales e inestables de convivencia humana. Estos lugares metafóricos, son inestables y susceptibles de ser destruidos por presión exterior, o implosionar. Es una forma de hablar de nuestra vulnerabilidad ante la existencia y la falta de paradigmas que dirijan nuestras vidas. Mirando retrospectivamente veo cuán premonitoria fue esta serie sobre lo que estamos viviendo hoy con el Covid”.
Texto: Jimena Sampataro.
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