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#TBT: Líbero Badíi

Cómo se decidió a vender su obra al banco Crédito Argentino? – Mi decisión fue clara. Pensé en mis siete hijos y en mi obra.  Pensé qué harían con ella, cómo […]

Cómo se decidió a vender su obra al banco Crédito Argentino?

– Mi decisión fue clara. Pensé en mis siete hijos y en mi obra.  Pensé qué harían con ella, cómo iban a distribuirsela y decidí poner en venta todo.  Se la ofreci al Banco y ellos aceptaron. Como ya tenían la casa Atucha, allí hicieron el Museo.

-¿ Qué pasó al desprenderse de todo?
– Y…pasa como con los hijos. Se los trae al mundo, se los cría, se hacen mayores y se van a formar su propia familia. Con la obra pasa lo mismo. Uno pone toda el alma. Fecunda esa visión de lo que luego se llamará obra de arte. Pero la obra tiene que salir del taller y comunicarse con todos. Al principio me dolió. Pero los padres debemos saber que es la vida real la que se impone.
-¿Sigue trabajando?
– Desde luego, no podría dejar de hacerlo.
Ahora estoy pintando . He dejado la escultura y el grabado.
– ¿Por qué?
– Porque me comunico mejor con la pintura. Además un artista es un artista, y esto es mucho más que ser pintor o escultor o grabador. Un artista es total o no es nada.
-¿Especializarse sería limitarse?
– Un artista tiene que tener suficiente capacidad como para desarrollarse en cualquier especialización de la plástica.
-¿Usted comparte la opinión de quienes piensan que su obra tiene una fuerte tendencia indigenista y una influencia primitiva?
– No. Cuando al regresar de la escuela de Bellas Artes viajé por América, sentí un choque profundo entre dos civilizaciones: la colonial y la industrial. Ese choque pesó en mi vida y naturalmente influyó en mi obra. Pienso que el concepto de vida igual al arte  ha sido muy importante para mí.
-Durante los últimos veinte años, la forma que define su obra es la forma siniestra. ¿Podríamos ahondar en el concepto de lo siniestro referido a la plástica?
-Es que es un concepto mágico, un concepto sin explicación. Solo existe. Pero, ¿qué le puedo decir yo de lo siniestro? Si le digo qué es, deja instantáneamente de serlo.
-Sin embargo usted escribió un libro, publicado por Emecé, «El arte siniestro»
-Si, pero es diferente. Allí hay muchas fotografías donde se ve bien qué es lo siniestro. Pero no se lo puedo explicar a través de la palabra.
-Para usted ¿se crea o se transforma?
-Se crea.
-¿Qué es lo que se crea, realmente?
-Una comunicación que antes no existía.
 – Y los códigos para crear esa comunicación ¿se crean o se recrean?
– Se crean. Porque si el artista recrea cae en un sistema imitativo.
-¿Aún de la vida?
-Aunque se a de la vida.
-¿Y no le parece difícil, aún para un artista, separarse del pasado, de la circunstancia, y de los demás artistas y sus obras?
-Sí, es difícil. Y yo mismo me he sentido influido en cierta forma, hasta que desarrolló una imagen desconocida. Ahí está el hecho creativo con toda su fuerza. Usted verá que en mi imagen hay cierto sabor a americano, que es lo que produce la confusión de lo indigenista o primitivo. Pero es una imagen completamente distinta de lo que se ha hecho.
-Los orígenes, la nacionalidad, ¿no pesan?
-Yo no soy ni italiano, ni argentino ni nada.
-¿Y qué es?
-Soy universal. Soy universal y del mundo entero. Si yo le digo a usted que soy Dios, usted no lo creería.
-Pero claro que lo creo. Es más, sé una anécdota suya de la época en que volvió de París, después de exponer en el Museo de Arte Moderno. Parece que cuando le preguntaron cómo le había ido con esa muestra, usted contestó: » Fantástico, si antes era Dios, ahora soy dos Dios», ¿recuerda?
-Sí, claro. Y es cierto.
-Ahora con el museo, ¿se siente tres Dios?
-(se ríe) Es que uno entra… El artista entra en el campo divino.
-¿En qué sentido?
.-porque escapa al común denominador de la gente para adentrarse en su elaboración de creador.  Porque la creación es producto de un dios.  Y si uno se siente un dios no puede crear.
-Perdón. Entre las virtudes de Dios está la perfección ¿usted nunca se sintió…(me interrumpe)
-¿imperfecto? No.
-¿Nunca se sintió paralizado con temor al comienzo de una obra?
-No. Lo siniestro es el punto de partida porque hay algo que lo arrastra a uno a un límite después del cual se cae en la locura o en el suicidio.
-Y se cae, porque se desarrolla una deformación del espíritu humano hasta el punto en que uno se pregunta: ¿ Estoy o no estoy? ¿Soy o no soy? El problema del ser es muy grande. A mí me trataron de loco cuando decía que era Dios. Pero si yo no me siento Dios¿ Cómo puedo crear?
-¿Usted es religioso?
-Sí. Pero ni católico ni musulmán. Fetichista puede ser…(busca en el bolsillo de su saco) No. Hoy no lo traje, pero a veces llevo un clavo en el bolsillo.
-¿nunca se sintió simplemente humano frente a su obra por hacer?
-Nunca. Siempre Dios.
-¿Pueden convivir con Dios los seres humanos?
-Claro, usted también es Dios.
-Lamento decirle que solo me siento una persona. ¿cuál es la respuesta artística más importante en toda su obra?
-Creo que la de mayor interés ha sido el concepto vibrante de lo que puede ser el arte siniestro.
-¿Puede definir?
-El concepto vibrante es lo que alcanza la comunicación hacia otra persona. Ahora me comunico con toda la fuerza, por la pintura. ¿sabía usted que las grandes obras de arte despiden una energía que las vuelve invulnerables a cualquier destrucción?
-No, no lo sabía.
-Es eso que hace detener a la turba frente a una obra en el momento preciso en que la van a destruir. Si la obra detiene a la multitud es porque es una obra de arte.
-¿Le pasó alguna vez con sus obras?
– Claro. Destruí muchísimas de mis obras entre el 49 y el 53. Si no servían, afuera, cuatro martillazos y al canasto.
-¿Y alguna vez las obras que sobrevivieron detuvieron a alguien, impidiéndole que las destruyera?
-Sólo a mi.
-¿Sigue con la misma fuerza de siempre frente a la pintura?
-Sigo con la misma fuerza. Y más. Ahora hay una nueva fuerza, más poderosa que nunca. La de comunicarme por una nueva especialidad: la pintura.
-¿Detrás de su obra, hay una búsqueda de la verdad?
-Como artista plástico toda divagación está dentro de esos lineamientos.
-Yo no soy ningún santo. Puedo ser diablo también…no creo en el dos, creo en el uno.
-¿Y eso?
-Creo en el uno porque Dios es uno, no es dos.
-Maestro ¿qué es la vanidad para usted?
-¿Vanindad? ¿Qué es eso? Yo sólo soy vanidoso.
D&D Número 7
Texto: María Amelia Torralba
Foto: Xavier Verstraeten.

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