Arquitectura  Edición Nº195 

Plaza de dados sobre el Lago Gutiérrez

Las exigencias del terreno en Arelauquen, Bariloche, llevaron a Grimaldi-Nacht arquitectos a fragmentar el proyecto en cuatro módulos y construir tres de ellos sobre pilotes, permitiendo generar múltiples espacios con […]

Las exigencias del terreno en Arelauquen, Bariloche, llevaron a Grimaldi-Nacht arquitectos a fragmentar el proyecto en cuatro módulos y construir tres de ellos sobre pilotes, permitiendo generar múltiples espacios con diferentes usos y funciones. Debajo del volumen destinado a las áreas sociales se encuentran el spa y el sauna, la galería con chimenea y, elevada sobre un muro de piedra, la pileta.

“Cuando llegás a la casa y estacionás el auto detrás de los volúmenes negros, el silencio es absoluto”, describe Arturo Grimaldi. “No entendés muy bien dónde estás hasta que atravesás la plaza para llegar al otro lado y te encontrás a 200 metros sobre el Lago Gutiérrez. Es impactante”. El primer módulo contiene las áreas privadas de los dueños y es el único que combina madera y piedra separados por hormigón.

“Los dueños querían espacios sociales amplios para recibir a familia y amigos. Nosotras además potenciamos la vista con un diseño en tonos neutros”, dice Paz Caradonti de Hermanas Caradonti, a cargo del diseño interior. Sofá en L, mesa de granito negro terminación leather por De Stefano, sillones de Flexform y alfombra de yute rústico de Alsina.

En una oficina del estudio Grimaldi-Nacht en Palermo, el arquitecto Arturo Grimaldi describe el proceso de construcción del proyecto Casa Plaza, en Arelauquen, con el entusiasmo del docente de diseño que actualmente enseña en la Universidad Torcuato Di Tella. Enciende el proyector y las imágenes muestran desde distintos ángulos los cuatro volúmenes desparramados estratégicamente sobre una de las pendientes del Lago Gutiérrez y abrazados por una gran plaza “al estilo de las religiosas de los Incas”: “Parece que hubiéramos tirado cuatro dados en medio de la montaña”, explica a modo de ejemplo. Lejos de haber conquistado el equilibrio por obra del azar, el programa que suma 550 metros les demandó a Arturo y Nacho casi cuatro años durante los cuales “la primera negociación la tuvimos que hacer con el terreno alargado y rodeado de coihues, que no podíamos tocar”. Resolvieron, entonces, implantar tres de los cuatro módulos sobre pilotes, una decisión que les permitió desarrollar distintos espacios de esparcimiento en el nivel inferior. Para ilustrar la idea, Arturo recurre a un libro de la arquitecta ítalo-brasileña Lina Bo Bardi y enseña una foto de su icónica Casa de Vidrio sostenida sobre columnas en un terreno en San Pablo: “Lina es una arquitecta moderna en serio”. Después busca en un rincón del estudio una muestra de madera de pacará quemada, la misma que utilizaron para revestir tres de los cuatro volúmenes (el módulo restante, único semi enterrado en el terreno, está construido en piedra). Al momento de hacer un balance, el arquitecto considera que “la parte más difícil pero más atractiva del proyecto es la relación de los volúmenes con el terreno. Condicionado por los sismos, el terreno exigió mucho a la estructura que debía tener poco espesor y mucha fluidez, y apoyarse de una manera elegante”.

“La cocina integrada junto con el living y comedor generan una muy buena dinámica”, explica Caradonti. Los revestimientos externos en pacará e internos en lapacho, así como las carpinterías en petiribí y los muebles de baños y cocina fueron proyectados por Grimaldi-Nacht y ejecutados en Jujuy por Ortíz Maderas, su carpintero titular junto a un equipo de ocho personas que viajaron en varias ocasiones a Arelauquen.

Paz explica que “los dormitorios de invitados son flexibles, las camas pueden unirse o separarse según quiénes las ocupen”. El respaldo de pared a pared tapizado en yute con dibujos en negro y verde combina con los colores de la alfombra de Rugit. Arturo recordó la escalera de “La Rinconada” , del arquitecto catalán Antonio Bonet en Punta del Este, al momento de proyectar el acceso a la cocina.

Los propietarios necesitaban una casa adaptable a diversos usos según la estación y los invitados. Arriba: al Este se ubicó el volumen con los cuartos de huéspedes y, a su lado, el de juegos y home theater que también tiene cocina, baño y parrilla. Ambos funcionan conjunta e independientemente del resto en caso de no estar los dueños. “La mesa de pool tiene una tapa para que pueda usarse para comer”, dice Paz.

El corazón del proyecto es la plaza con vista al lago, “donde te juntás a conversar, comer un asado y mirar las estrellas”, dice Arturo. Paz agrega: “Sentís que estás volando sobre el lago”. Es un sector contenido por tres volúmenes y cerrado por el banco perimetral en lapacho. Funciona, además, como prolongación de la sala de juegos. Leñero, sillones Adirondack y mesa en lapacho de Hermanas Caradonti y Pablo Ledesma.

 

Estudio: Grimaldi-Nacht arquitectos.
Diseño de interiores: Hermanas Caradonti
Diseño de Paisaje: Estudio Bulla
Fotos: Javier Agustín Rojas
Texto: Marina Aranda

 

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