Edición Nº 199 

Noticias de Arte

Grandes y pequeñas historias El empresario y coleccionista Eduardo F. Costantini, junto con su espacio, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), sigue generando titulares, y no solo […]

Grandes y pequeñas historias

El empresario y coleccionista Eduardo F. Costantini, junto con su espacio, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), sigue generando titulares, y no solo por sus desarrollos inmobiliarios —entre ellos, la inauguración de la segunda sede del Malba en Puertos, Escobar—. La mayor exposición producida en Buenos Aires que salió al mundo, Latinoamericanos, con 170 obras del Malba, se exhibe actualmente en el Museo Nacional de Qatar.
Radicado nuevamente en Buenos Aires, Costantini volvió a asumir la presidencia de Fundación Malba, en vista a la celebración del 25º aniversario del museo que fundó en 2001.
Tras la incorporación de Rodrigo Moura como director artístico del museo, la programación de Malba sigue su curso. Hasta el 29 de septiembre se exhibe una muestra en homenaje a Luis Felipe Noé (Buenos Aires, 1933–2025). Pasen y vean por qué es una figura fundamental del arte argentino en piezas que expresan “la crisis del paradigma de la pintura modernista”. Travesía es la retrospectiva de Liliana Porter: comprende sus primeros trabajos, desde la década del sesenta hasta la actualidad. Siempre sutil y con humor, la artista retoma la absurda lógica en sus historias mínimas.

Foto: Alejandro Guyot. Gentileza Malba.

 

Construyó la memoria

En el año de su 40° aniversario, la Fotogalería del Teatro San Martín rinde homenaje a su fundadora, Sara Facio, bautizando con su nombre al primer espacio en Buenos Aires dedicado a exhibir lo mejor de la fotografía —con placa conmemorativa incluida—.
Aquí, “Autorretrato”, de Sara Facio (1932-2024), una sobresaliente fotógrafa, reconocida por, entre otras, la serie de retratos de escritores latinoamericanos como Bioy Casares, Borges, García Márquez, Neruda, las hermanas Ocampo, Pizarnik, Vargas Llosa, M. E. Walsh, y más. Trabajó principalmente en blanco y negro, como en su ensayo fotográfico sobre el peronismo (y sus adherentes anónimos durante el velorio de Perón), aunque el color apareció en la serie dedicada a Guatemala y en fotos intervenidas con pintura. Creadora de La Azotea Editorial Fotográfica (con Cristina Orive), formó en 1995 la colección de fotografía del Museo Nacional de Bellas Artes, a la que cedió más de 50 fotos de notables artistas y su biblioteca personal, con más de 1000 volúmenes dedicados a la historia del medio fotográfico. Facio construyó la memoria de su tiempo y jerarquizó la fotografía.

Foto: Gentileza Fundación Walsh-Facio

 

Hay un Berni para cada uno 

A propósito de los 120 años del nacimiento de Antonio Berni (Rosario, 1905-Buenos Aires, 1981) hubo varias muestras en su homenaje, como Narrativas urgentes en el Museo Castagnino de Rosario y Obras únicas en The Art Gallery de Buenos Aires, con una selección de piezas íntimas, experimentales. Profeta en su propia tierra, Berni ya forma parte definitiva del imaginario popular: su obra integra las mejores colecciones privadas y museos, y está presente en espacios públicos, como los murales de Galerías Pacífico. En la década del 30, en medio de la crisis de entonces, Berni pintó obras que señalan su compromiso con la realidad social, como “Desocupados”, temple sobre arpillera (foto). Luego, aparecieron pinturas y collages de su serie de arquetipos urbanos y de los coloridos y pesadillescos “monstruos” (construcciones polimatéricas de gran tamaño) de su invención. Los personajes de Juanito Laguna y Ramona Montiel, y su entorno de miseria, cobraron inusitada visibilidad, subrayada por el ensamblaje de materiales de descarte. Berni es extremadamente popular ya sea porque resulta más fácil acercarse a su obra figurativa, posiblemente porque supo interpretar algunos mitos o porque hay un Berni para cada espectador. Por su talento y arco de preocupaciones estéticas, es considerado como uno de los artistas más representativos de la Argentina.

Foto: Colección particular. Gentileza Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino.

Arte y vida

El Fondo Nacional de las Artes presentó un homenaje al fotógrafo, pintor, escritor y cocinero Pedro Roth (Budapest, 1938), en la Casa Victoria Ocampo, diseñada por Alejandro Bustillo en 1928. La exhibición Pedro Roth: como en casa —desplegada en Rufino de Elizalde 2831— reprodujo los ambientes de la vida cotidiana del artista. Dueño de mil historias, Roth es un querido y único testigo de la bohemia de Buenos Aires. Aprendió castellano de adolescente, al llegar al país en 1954; nunca perdió el acento, quizá porque así se siente más cerca de su familia asesinada en la Shoah. Concebida por Andrés Duprat y Adriana Rosenberg, la instalación “disuelve los límites entre arte y vida”. La muestra, integrada por obras propias y piezas de su colección personal, lo acompañó durante las tardes en las que se trasladó a pintar y dibujar a la sede del FNA, “como en casa”. Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes, sostiene que Roth es uno de los artistas más originales y polivalentes del país. Ciertamente, sus obras son capaces de transmitir alegría y sorpresa, vitalidad y color —como el óleo “Sin título” (foto)—, y están pobladas de múltiples temáticas.
Por su parte, Rosenberg reveló que desde Fundación PROA, que ella dirige, trabajan “en la digitalización del enorme archivo fotográfico de Pedro, que él donará al Archivo General de la Nación; un gesto extraordinario, que permitirá que esta valiosa documentación sea de dominio público. Se trata de un patrimonio histórico de un valor incalculable”.

Foto: Gentileza FNA.

Texto: Victoria Verlichak

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