Decoración 

La metamorfosis de un clásico

“El desafío de este proyecto fue renovar una casa existente para alojar nuevas formas de habitar, ampliándola con construcciones adicionales” explican Ignacio Dahl Rocha, Susana Barra, Bruno Emmer y Facundo […]

“El desafío de este proyecto fue renovar una casa existente para alojar nuevas formas de habitar, ampliándola con construcciones adicionales” explican Ignacio Dahl Rocha, Susana Barra, Bruno Emmer y Facundo Morando, del prestigioso estudio RDR Arquitectos, para dar cuenta de las líneas centrales de la intervención que realizaron sobre esta edificación clásica de José Ignacio.

 

La casa original fue construida en la década de los noventa cuando José Ignacio mutaba de pueblo de pescadores a balneario exclusivo de 25 manzanas. Con ese punto de partida, buscaron abrir la vivienda hacia ese entorno natural privilegiado, “extendiendo especialmente el nivel de la planta baja en un gran semicubierto complementado por un nuevo pabellón, con excepcionales vistas al atardecer y al puerto de pescadores”. El objetivo nunca fue descartar, sino capitalizar: “La construcción existente de muros de ladrillo con techos de teja colonial conformaba un volumen tradicional, circundado por algunas galerías perimetrales. La renovación interviene esa propuesta con un ensamble de nuevas tecnologías: estructuras de hormigón, muros de piedra, pérgolas y revestimientos en madera de lapacho.

 

De este modo, el proyecto mantenía los criterios de distribución, con una planta alta para dormitorios, y una planta baja. “La nueva intervención buscaba la continuidad con la anterior mediante una losa que se une al volumen original y envuelve al conjunto con una viga a modo de cinta”.

 

En un entorno determinante y protagónico, el límite entre el adentro y el afuera debía ser flexible. “Aquí se regula con la apertura total de las carpinterías, generando grandes espacios de uso en verano, cuando la casa es ocupada para fiestas”.

La intervención del estudio expandió la casa hacia ese entorno natural privilegiado, especialmente el nivel de la planta baja en un gran semicubierto complementado por un nuevo pabellón con vistas al atardecer y al puerto de pescadores.

La casa original, un bloque compacto de dos plantas encajado en la pendiente frente al mar, fue construida en la década de los noventa, justo cuando la zona se volvió un balneario exclusivo.

Texto Débora Campos

Fotos Javier Agustín Rojas

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