Arquitectura 

JARDÍN DE ROSAS

Vista desde la casa principal, la cabaña de huéspedes deja ver su historia a través de sus revestimientos originales: paredes de tronco de lenga y techos de tejuelas de ciprés. […]

Vista desde la casa principal, la cabaña de huéspedes deja ver su historia a través de sus revestimientos originales: paredes de tronco de lenga y techos de tejuelas de ciprés. Las intervenciones actuales se adivinan en la chimenea y en las aberturas.

La entrada contempla un refugio para la nieve y el viento, con una campana. Sobre un banco de pino, un jarrón de peltre recibe con rosas cortadas del jardín. El mud-room juega a los contrastes con una banqueta reciclada, una manta del norte argentino y un almohadón de piel (De Levie). Sobre el revestimiento de lenga, percheros antiguos y apliques Cavia (San Isidro Luz).

El living se arma en torno a una chimenea de hierro (Ashwood) y apuesta a un mix de piezas con historia familiar y muebles contemporáneos. Un sofá capitoné heredado marcó la paleta de colores de los dos bergere que se actualizaron con un género herringbone de algodón (De Levie). Sobre una alfombra lavable (Rugit), un dúo de mesas ratonas (Good Luck Casa) y un banquito de madera laqueada (GHC Home Basics). Más atrás, set de mesas nido, lámpara de asta y jarrón de cerámica antiguos. Los apliques de pared (San Isidro Luz) y la lámpara de pie (Laro) completan la iluminación.

El comedor comparte espacio con el living y se concibió como un ambiente multifunción. La mesa de madera con poro abierto y base de hierro se hizo a pedido, igual que el banco tapizado con Aquaclean, y ambos admiten distintos usos. Los acompañan sillas windsor, un puf de pana, un banquito de madera laqueada (GHC Home Basics) y almohadones de géneros diversos (De Levie). Cuatro colgantes Cavia de IMDI (San Isidro Luz) y una colección de cuadros de la primera dueña de la casa principal.

La cocina es un espacio que se hizo de cero. Mesadas blancas (Dekton), muebles laqueados negros y artefactos de acero inoxidable, como la campana Spar (Franke), el anafe a gas (Longvie) o la grifería (Hansgrohe). Las lámparas de brazo móvil (Ikea) iluminan una colección de objetos de cobre.

Esta es la historia de cómo la vivienda desocupada de los caseros de una casona tradicional de Bariloche se convirtió en una casa de huéspedes jovial y encantadora. Las colinas que rodean el hotel Llao Llao y el lago Nahuel Huapi son el escenario, y las rosas, que rodean la propiedad con sus matices y perfumes, son las protagonistas. Estas flores están presentes en la decoración a partir de los cuadros que pertenecieron a la madre de los actuales dueños de casa, y que la interiorista Joanne Cattarossi revalorizó para convertirlos en el tema central de la ambientación del lugar.
“El arte es súper importante en esta decoración: recuperamos una colección de cuadros antiguos de rosas y la distribuimos a través de toda la casa como hilo conductor, generando al mismo tiempo un diálogo con los rosales del jardín y con la historia de la familia”, explica la diseñadora, quien concibió la estética ecléctica del lugar en base a tres pilares: muebles y arte con historia dentro de la familia, piezas de diseño y luminarias bien actuales, y guiños tenues a la decoración alpina.

“En todos lados hay toques de montaña: superficies de lenga, almohadones de piel o gamuza, alguna lámpara de asta. El lenguaje de montaña es indiscutido, pero lo preferí sutil”, revela Cattarossi.

Dos suites, una con camas gemelas y otra principal, y un amplio espacio común pensado para contener las funciones de living-comedor y zona de esparcimiento, se acomodan en los más de 80 metros cuadrados de superficie interior de esta construcción de fines de la década del cuarenta. No estaban allí antes de la reforma. El lugar se peló a cero para suplir desniveles y unificar materiales, lo que —junto con el reemplazo de las aberturas— permitió una refuncionalización y una estética más depurada y actual. Por fuera, la fachada de troncos de lenga y los techos de tejuelas de ciprés se mantuvieron respetuosamente intactos. Así como los rosales que inspiraron este relato.

Baño de la suite principal, neutro gracias al uso del blanco que se extiende por mesadas (Dekton) y bacha (Ferrum). En la habitación, camas gemelas tapizadas con un género a rayas (De Levie) y vestidas con mantas y almohadones traídos de Estados Unidos. Mesas nido antiguas, igual que el velador y los cuadros de rosas. Sobre las cabeceras, apliques Frida (San Isidro Luz).

Dormitorio principal: antiguo chiffonier de caoba entre las puertas que conducen al vestidor y al baño en suite. Banqueta tapizada con un género a rayas (De Levie) sobre una alfombra (Rugit).
Silloncito antiguo retapizado (De Levie), lámpara de pie Frida (San Isidro Luz), cortina de lino rojo. Cama con cabeceras tapizadas a rayas, antiguas mesitas pintadas de negro, mix de almohadones y pie de cama de lana (Manos del Uruguay). Apliques Cavia de brazo basculante (San Isidro Luz).

Contactos:
Joanne Cattarossi: www.joannecattarossiestudio.com, @joannecattarossiestudio.

ESTUDIO: Joanne Cattarossi.

FOTOS: Daniela Mac Adden.

TEXTO: Marina Denoy

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