Edición Nº 199 Entrevistas
EN LO ALTO DEL VUELO
Preguntas picantes BOY OLMI Polifacético creador, actor de gran popularidad por su participación en series televisivas de gran éxito, con intensa trayectoria en teatro, productor y premiado director cinematográfico, […]
Preguntas picantes
BOY OLMI

Polifacético creador, actor de gran popularidad por su participación en series televisivas de gran éxito, con intensa trayectoria en teatro, productor y premiado director cinematográfico, también entrevistador y conductor.
¿A quién admirás en tu profesión y por qué?
Mi profesión es amplia, admiro gente de muchas disciplinas. En la actuación, me sorprende una generación de actores que se formó sin prejuicios y ejerce el oficio con gran libertad lúdica: Julieta Zylberberg, Paola Barrientos, Mariano Saborido, Pilar Gamboa; más cerca de mí, Cristina Banegas, y desde la intimidad, Carola Reyna. Me gusta desde dónde dirigen Luis Ortega, Lucrecia Martel y Ana Katz. Me encanta una creadora de performances como Marina Otero.
¿Hay algún trabajo del que te hayas arrepentido? ¿Por qué?
Me tomo mucho tiempo para decidir si aceptar un proyecto, por eso creo que jamás me arrepiento. Elijo por el vuelo artístico y el desafío que me proponen, por la gente que está involucrada, por las aventuras a las que me llevan o por el dinero que representa, y que me da orgullo llevar a casa para parar la olla.
¿Algún vicio que te resulte irritante de tus colegas?
Al ensayar, pasar letra o en esos tiempos de espera en las filmaciones, compruebo cómo los celulares desconectan a algunos de lo que está ocurriendo en el tiempo presente, solo para atender las redes sociales.
¿Qué es lo más absurdo que has visto en tu especialidad?
La construcción de un personaje más allá del trabajo. Gente que se aleja de su ser verdadero. Me parece absurdo pretender ocupar un lugar impostado sin ser nosotros mismos.
¿Qué es lo peor que te puede pedir un director?
A los actores nos gusta que nos pidan cosas, que nos dirijan para volar lejos. Lo peor es que no nos pidan nada, o que pidan solo lo que está más a mano, eso que aflora con más evidencia porque el oficio ya nos lo da. Esa manera nos aleja de un ejercicio de búsqueda más profundo.
¿Alguna gaffe que hayas cometido y que hoy te cause gracia?
Tal vez es una incapacidad, pero muchas veces no reconozco a las personas que todo el mundo conoce. Estoy muy informado de las cosas que me interesan, pero a veces no puedo registrar quién es quién, y mucho menos quién es o fue pareja de quién. Entonces, cometo errores cuando me encuentro en eventos sociales con personas que, sinceramente, no tengo la menor idea de quiénes son.
¿Cuál es el proyecto más utópico o delirante que te gustaría realizar?
Soy bastante delirante desde niño, me reconozco de una naturaleza surrealista que proviene de lo que defino como “gramática de los sueños”. Las utopías son esas banderas imprescindibles para la construcción de un mundo mejor. Intento que todo lo que hago tenga esa intención. Actualmente estoy con un nuevo trabajo alrededor de la última visita de Jane Goodall a Buenos Aires. Una tarde inolvidable, en casa de Lito Vitale, la reuní con veinte músicos importantísimos, que canalizaron, en forma vibracional y sonora, las palabras de Jane y el espíritu de su mensaje. Lo grabamos con ocho cámaras y estamos en el proceso de edición de este hermoso proyecto.
Texto: Pablo Sáez

.jpg)










