Edición N° 196
Con rastros de Oriente
Un antiguo espacio emblemático en La Cumbre se revitaliza con un diseño interior que fusiona la cultura india y budista. Piezas originales y una iluminación cambiante a lo largo […]
Un antiguo espacio emblemático en La Cumbre se revitaliza con un diseño interior que fusiona la cultura india y budista. Piezas originales y una iluminación cambiante a lo largo del día dan vida a este restaurante que rescata el legado histórico del lugar
El proyecto consistía en resucitar un espacio emblemático frente a la estación de trenes, en pleno centro de La Cumbre, Córdoba. Allí había funcionado la Confitería Welcome, entre 1935 y 1945, y luego el Bar Oriente, uno de los lugares más distinguidos de la zona, por donde pasaron las orquestas más prestigiosas de tango en su época de oro.
El lugar estaba abandonado y en ruinas, y los tres socios del proyecto convocaron a Roxana Punta Álvarez para el interiorismo del restaurante del que sólo tenían el nombre: Buddhi. Ese fue el disparador que organizó toda la creatividad a su alrededor. Pero era necesario trabajar sobre el edificio, y eso fue obra del estudio de la arquitecta Paula Larguía, quien restauró la estructura del local y sus terminaciones, y lo recompuso en función de la organización y distribución. Como se trataba de un patrimonio cultural, buscó conservar y recuperar algunas piezas históricas, como todos los mosaicos del piso, que son piezas originales.
Respecto al interiorismo, Roxana decidió que fuera un objeto importante el que condensara la propuesta. Y lo encontró en Lejano Oriente, quienes trabajan con piezas originales, principalmente de la India. Allí adquirió un Buda tallado en madera, proveniente de una estupa pakistaní de 1860 —templo budista—, único objeto explícito, que fue colocado al final de un camino que divide en dos el gran ambiente a partir de pequeñas bibliotecas. Todo el restaurante tiene guiños a la cultura de la India, dada por una cuidadosa selección de objetos.
Los muebles de ratán son de Desde Asia, también originales de esta región. La utilización del color rosa y el dorado a la hoja en paredes y puertas hace referencia a la cultura budista, al igual que todo el piso, en damero blanco y negro. En el VIP, los motivos sobre las paredes son obra del artista francés Pierre Revercé. En el salón principal, funciona un escenario donde hay presentaciones musicales todas las semanas, con un piano de cola alemán Rönisch, de fines del siglo XIX, que perteneció al gran compositor santiagueño Manuel Gómez Carrillo. Toda la iluminación, que cambia con las horas, es diseño de Roxana Punta Álvarez, en conjunto con José Luis Ametller.
La vajilla fue especialmente seleccionada y está realizada en cerámica y madera por artesanos locales. La cocina, enchapada en acero, fue pensada para preparar una carta de excelencia. Los muebles de exterior, en rosa, son de chapa, y en el frente se acompañan con sillones bajo aleros con techos de caña. Las referencias a Oriente están presentes en todo Buddhi, cuyo nombre, en un cartel dorado a la hoja, preside la entrada de este restaurante.
@buddhilacumbre
Interiorismo: Roxana Punta Álvarez
Arquitectura: Estudio Paula Larguía
Fotos: Gonzalo Viramonte
Texto: Pablo Sáez