Edición Nº 199 

SIN PERDER LA ESENCIA

La majestuosidad del Kavanagh impone respeto. La calidad de los materiales y su estilo art déco calan hondo en quien cruza la puerta y entra al lobby. Eso mismo sintió […]

La majestuosidad del Kavanagh impone respeto. La calidad de los materiales y su estilo art déco calan hondo en quien cruza la puerta y entra al lobby. Eso mismo sintió el arquitecto argentino Marcelo Fernández, radicado en Miami, cuando le encargaron refaccionar un departamento en la torre de este edificio emblemático que mira hacia la Plaza San Martín, en Retiro. Desde allí, la vista a la copa de los árboles es grandiosa.
“El departamento estaba destruido. Sus 80 m² habían sido anexados para formar un tríplex que, con el tiempo, se fue vendiendo por etapas. Había que ponerlo en valor y adaptarlo a las necesidades actuales, con el confort del siglo XXI, pero sin que perdiera la esencia”.

Los pisos de roble de Eslavonia y las puertas de roble americano eran intocables: “Los restauramos, al igual que los ventanales, poniendo a punto los herrajes. La fachada no puede modificarse, por eso colocamos doble vidrio para espantar el ruido. Existía un pasillo pequeño, innecesario, que al eliminarlo permitió construir el toilette y agrandar el baño de la suite”. Cada casa tiene su ‘sorpresa’ que inspira para armar mejor el proyecto. En este caso, la historia del edificio mandaba.

“Mi estilo es clásico, pero con una vuelta de rosca. Por eso me gusta el mix de lo antiguo y lo contemporáneo, mezclar texturas como el platil, la madera, los linos y los terciopelos”. Y sigue: “Soy fan de B&B y de Maxalto, de las obras de arte y las esculturas. Siempre incluyo algún detalle inesperado, como la lámpara de techo en seda pintada a mano, modelo Scheherazade (Fortuny)”. Los Fortuny son diseñadores de sedas en Venecia y venden unas lámparas que son verdaderas joyas.

En el living, un sillón Charles (B&B), sillones Febo de terciopelo gris (Maxalto) y obra de Ignacio Iturria. “Un toque de humor también es necesario, por eso sumé la butaca huevo, modelo Tato (Baleri, Italia)”. ¿Qué no debe faltar? “Mi fetiche son los libros de colección, ¡me apasionan!”.

Una instalación da la bienvenida en el hall de entrada: son fotografías intervenidas por Marina Font. “Ella vive en Miami, le pasé las medidas de la pared y me la entregó en una caja, con un instructivo para colgarla”, comenta Marcelo. Al fondo del pasillo, el comedor/home office con mesa Saarinen (Knoll) y silla (Mc Guire).

 

Al eliminar el cuarto de servicio y un mini lavadero, se logró ampliar la cocina que fue revestida en mármol blanco de Carrara (De Stefano). Los electrodomésticos quedaron ocultos detrás de paneles de madera laqueada. Canilla monocomando (Kallista), lámpara de pared italiana modelo Tolomeo (Artemide).

En la máster suite, la madera y el gris de la pared hacen un match perfecto. La cama es modelo Charles (B&B), el sillón italiano es de Flexform. La lámpara de techo fue comprada en un garage sale del Kavanagh y se lleva de maravillas con la cómoda de raíz, que también es art déco. El baño se amplió al eliminar un pasillo. Apliques Flos.

 

 

ARQUITECTURA E INTERIORISMO: MARCELO FERNÁNDEZ
FOTOGRAFÍA: MAGALÍ SABERIAN
TEXTO: ANA COSTA MÉNDEZ

 

SUSCRÍBASE A D&D

Por solo $70000 anuales reciba la revista D&D en su domicilio y obtenga la tarjeta de beneficios exclusivos Club D&D.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER