Edición Nº 187
After hour en la paz del campo
“Esta es una típica casa de campo pero con identidad propia y, a pesar de que es relativamente nueva, la constuimos de manera que parezca que está aquí desde hace […]
“Esta es una típica casa de campo pero con identidad propia y, a pesar de que es relativamente nueva, la constuimos de manera que parezca que está aquí desde hace 150 años. Tiene un estilo old fashioned”. La artista argentino-británica Ana Livingston intercala frases en inglés y en francés cuando repasa la historia de la propiedad en la que convive junto a su marido Nick, una perra golden retriever llamada Clea y sus tres pasiones: la pintura, la cocina y la jardinería.
Los Livingston llegaron a la provincia de Buenos Aires hace 15 años, luego de vivir cuatro décadas entre las principales capitales europeas y otros destinos como Moscú, Marruecos, Túnez, Cuba y Arabia Saudita. “Cuando llegamos había solo un galpón que reconvertimos para construir el espacio donde se instaló el comedor, que hoy tiene más de 100 metros y se mantiene calefaccionado gracias a una salamandra.
Dibujamos el plano de la casa con cuatro cuartos y sus respectivos baños”. Las puertas y ventanas fueron recuperadas, los techos se recubrieron en ladrillo “como se hacía antes”, a excepción de los del living, que están revestidos en madera y pintados de blanco transparente “porque le da mucho más interés al espacio”.
Los muebles viajaron en dos containers desde Francia. “Estamos muy contentos de vivir en contacto con la naturaleza, en la paz del campo. Tenemos muy buenos vecinos que ya son nuestros amigos. Todas las noches nos sentamos con Nick a tomar un aperitivo en compañía de Clea, que es como mi tercer hijo, y la felicidad es completa”.
CREDITOS PH: Emma Livingston.
Texto: Marina Aranda