Edición Nº 189

Pampa profunda y tenebrosa

Como en un roadmovie, salí a la ruta para seguir los pasos de Francisco Salamone, ingeniero siciliano formado en la escuela Otto Krause. La bruma y la ruta mojada fueron […]

Como en un roadmovie, salí a la ruta para seguir los pasos de Francisco Salamone, ingeniero siciliano formado en la escuela Otto Krause. La bruma y la ruta mojada fueron un escenario de película para este viaje al interior de la provincia de Buenos Aires que comenzó en Azul, Rauch, Balcarce, Lobería, Laprida y siguió por Coronel Pringles, Saldungaray, Carhué, Guaminí, Pellegrini y Alberdi. Al llegar al primer punto, el cementerio de la localidad de Azul, la visión era de un dramatismo total: un ángel se erguía como guardián de los difuntos, con una impronta imponente y majestuosa que no deja duda de la intención de esta obra anclada en el medio de la planicie.

Salamone, fascinado por la película Metrópolis (film clásico de cine mudo alemán de ciencia ficción, de 1927), toma las referencias del art déco y los pensamientos políticos de esos años. Realiza la mayor parte de su obra entre 1936 y 1940, cuando el Estado había planificado darle impulso a las ciudades de la provincia: así surgen edificios municipales, parques y plazas; mataderos modelos y cementerios con un lenguaje único sobre la extensa llanura pampeana.

Las líneas rectas austeras y puras, el blanco virginal, la simplicidad geométrica y el reloj de péndulo son sus rasgos característicos, cuando el hormigón armado, el granito reconstituido, el acero inoxidable y el aluminio ya eran los materiales que definían la modernidad. Cómo toda aventura hay que animarse, y transitar el viaje dejándose sorprender.