Edición Nº 200

MIRADA INFINITA

Habitar este penthouse en el último piso de la Alvear Tower no es solo ocupar metros cuadrados. “El proceso de diseño se desarrolló de manera minuciosa para construir una experiencia […]

Habitar este penthouse en el último piso de la Alvear Tower no es solo ocupar metros cuadrados. “El proceso de diseño se desarrolló de manera minuciosa para construir una experiencia de vida elevada, donde los interiores dialogan con el paisaje”, explica el arquitecto Rubén Valdemarín, quien transformó un departamento de 500 m² en este espacio privilegiado de Puerto Madero.

El proyecto comenzó cuando la torre aún estaba en planos, lo que permitió redefinir la planta y ampliar el living y el comedor en un espacio integrado. Aun con techos de más de tres metros, la escala pedía algo más. El hallazgo surgió al explorar la estructura del último piso: sectores remanentes permitieron elevar los techos en una cúpula contemporánea de doble altura, cercana a los cinco metros. Ese gesto transformó la percepción: incorporó aire, luz y paisaje a la vida cotidiana, con visuales abiertas hacia los cuatro puntos cardinales.

La distribución refuerza el vínculo con el entorno: los espacios sociales miran a la ciudad y las áreas privadas hacia el río. En el gran ambiente central, el estudio organizó tres sectores que acompañan cada paisaje: urbe, costa y horizonte fluvial. La paleta combina mármoles con nogal, roble y estuco veneciano. Sobre esa base sobria, tapicerías blancas, texturas suaves y piezas icónicas aportan contraste y vitalidad. Equipamientos a medida se suman al mobiliario italiano y local, y unen artesanía y tecnología en un mismo lenguaje.
En lo más alto, esta casa se impone como un mirador de la ciudad. “El confort, entendido como experiencia sensorial, es el eje de nuestro trabajo”, dice el arquitecto.

“El mobiliario juega un rol clave: equipamientos producidos por artesanos locales conviven con piezas de marcas italianas”, dice Valdemarín. El sofá en esquina y la mesa de centro de B&B dialogan con el curvo en nobuck y la mesa circular de bronce de Tacchini, Poltrona Utrech en bouclé rosa de Cassina, reversionada.

En esta vivienda se priorizan los materiales nobles y la amplitud de las vistas, y cada espacio establece un diálogo con el río y la ciudad.

Revestimiento en nogal y barra de travertino a medida. Alfombras de seda de Mihran y cortinas de Gunter Dillenberger con piezas italianas de Tacchini y Cassina.

Mesa de nogal y sillas en cuero y género de Nosten, bajo la lámpara lineal de Flos diseñada por los hermanos Bouroullec. “Un pedido clave fue la guarda y el disfrute del vino”. El vajillero y la cava en madera de nogal, concebidos por el estudio y ejecutados por Design Dinámica, ocupan su lugar junto al comedor.

Espacio multifunción en roble, diseñado por el estudio y realizado por Calyfornio. Sistema audiovisual y domótica de Broken Mind. Bacha en mármol Amarillo Ello, grifería Axor y espejo de Miligrom acentúan la atmósfera del toilette.

La suite principal incluye un living privado con barra y escritorio. Respaldo, mesas de luz y boiserie en nogal, diseño del estudio, con paños de lino entelados. Cama de Poliform en cuero natural, pie de cama en fieltro por la artista textil Carolina Salom. Alfombra de lana tejida de Mihran y lámparas de Louis Poulsen y Marset.

Revestimientos de mármol Calacatta para la ducha y el espacio de sauna del baño principal. Piso y mesada en Eramosa Brown se combina con una bacha doble con mobiliario de ébano, y se completan con grifería y toalleros en acero inoxidable de Axor por Move.

El hall de entrada en un contrapunto con los pisos y jambas en mármol Saint Laurent, con una iluminación que enfatiza las texturas. Entelados de terciopelo color humo, una consola en roble teñido (Miniforms), y una lámpara de cristal y oro (Flos) aportan teatralidad.

Un sector íntimo del hall, en terciopelo, se acompaña con una obra circular de Estudio del Espacio. La mesa baja de Federico Churba, en cuero y Corian, completa la escena.